Es sabido que con las nuevas tecnologías en la actualidad disponemos de una cantidad desmesurada de información, que nos viene de muchas fuentes y de manera constante, y que a veces nosotros mismos la buscamos.

Para unas cosas está bien, hay que reconocerlo, la cantidad de información que tenemos a nuestro alcance y la rapidez con la que accedemos a ella, nos resulta muy útil, por poner ejemplos: vamos por la calle y buscamos una dirección accedemos a los mapas a través del móvil, consultamos horarios de comercios que visitaremos, queremos saber el significado de alguna palabra… y muchísimas cosas más.

Sin embargo, en algunos de los casos (porque no es lo único) en los que nos puede afectar de forma negativa la búsqueda de información, es en el área de la salud.

Muchos de nosotros, en algún momento, hemos recurrido a Internet para informarnos de algún síntoma que tenemos, antes de acudir a valoración profesional. Muchas veces conseguimos respuestas, remedios y tranquilidad, pero otras veces es todo lo contrario.

Por ejemplo, nos duele una uña, según las búsquedas puede ir desde un golpe que no nos hemos dado cuenta, hasta una enfermedad mortal. A nuestra mente le suele llamar la atención lo más negativo. Entonces nos ponemos a indagar más y más, nos metemos en foros (qué peligro los foros, porque cada quien cuenta una situación personal y muy concreta la cual generalizamos) y terminamos relacionando otras cosas que nos pasan con ese mal mortal del que nos hablan. Y ya empezamos a buscar remedios sin ni siquiera estar seguros de que lo padecemos.

Esto puede llegar a desarrollar lo que se conoce como hipocondría digital. La hipocondría como sabemos, es la sensación de estar padeciendo una enfermedad por la mal interpretación de los síntomas. Cuando está relacionada con las búsquedas en Internet se le agrega el adjetivo de digital.

Ya de por sí, en la actualidad, una persona que es hipocondríaca, utiliza el Internet para afianzar sus creencias.

Por el contrario, personas que no lo son tienen un cierto control de no caer en sus manos y son capaces de leer y leer hasta más no poder, automedicarse con remedios caseros, acudir al médico para asegurarse de sus padecimientos.

Siempre lo mejor va a ser acudir al médico. Por eso, si piensas que puedes llegar a obsesionarte con un tema médico leyendo cuanto encuentres en Internet lo mejor es evitarlo y esperar a consulta.

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