Muchas personas creen que el acoso, violencia continuada y abuso de poder, es una cosa de los colegios, bullying, y de las empresas, mobbing. Sin embargo, es en la familia, en el propio hogar, donde se producen gran parte de los casos de abuso, que al ser continuado y aprovechando la posición de poder, llamamos acoso, acoso doméstico o familiar.

Voy a describir algunas situaciones que pueden considerarse acoso doméstico.

Uno de los dos miembros de una pareja, insulta explícita o implícitamente al otro, le recuerda continuamente sus errores pasados, utiliza sus defectos para atacarle y humillarle. O utiliza los gritos para imponer su voluntad. Recordemos que los peores insultos no son aquellas palabras explícitas, que se han estandarizado en nuestra cultura y pierden significado, simbolizando generalmente el enfado, impotencia de la persona. Son mucho peores, aquellas palabras que solo alcanzan sentido en la pareja, reproches producidos a propósito, con efecto psicológico y con la única utilidad de humillar y someter al otro.

Esto último también sucede entre padre/madre e hijo. Ante el fracaso de poner límites al niño, de dialogar y explicar las cosas en otras ocasiones, ante la impotencia de imponer la voluntad del progenitor, se recurre a la humillación y vejación del hijo, con insultos, gritos, golpes. Y, de forma más sibilina, con violencia psicológica. ¡Eres un desastre! ¡Nunca vas a llegar a nada de provecho!

También hay ocasiones en las que la violencia en el hogar se ejerce de hijos a padres. Sucede a veces en familias con hijo único. O en aquellas donde los padres no han ejercido como tales, poniendo límites claros. El hijo crece, abusa de sus padres psicológicamente, consiguiendo todo lo que quiere con chantaje emocional. En otros casos recurren a la violencia física y aterrorizan a sus padres, que no saben cómo actuar.

Otra violencia que deviene en acoso al ser continuado, es aquella que ejercen, en ocasiones, las suegras/os que están exclusivamente metidos en la familia de su hijo/a. Malmeten a través de sus «consejos bienintencionados», de sus críticas más o menos veladas a la pareja o hijos de esta familia, que se resisten a «dejar libre».

En sucesivos artículos, seguiremos hablando sobre distintos aspectos de este acoso doméstico, violencia continuada en el hogar. Lo más importante es que, si te descubres e una de las situaciones descritas, pongas remedio. Acude a tu psicólogo de confianza y te ayudará a evaluar y resolver tu problema.

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