He oído en muchas ocasiones comentarios relacionados con dejar la mente en blanco para actividades comunes de la vida diaria como es dormir. No obstante, algunos dicen que les resulta útil, pero otros muchos no son capaces de conseguirlo.

Pues bien, es un mito muy concurrido el de dejar la mente en blanco. El cerebro es muy complejo, y en algunas ocasiones funciona al contrario de lo que comúnmente podemos considerar.

Lo que suele pasar cuando intentamos dejar la mente en blanco, es que nos bombardean ideas, emociones y pensamientos, se produce el denominado efecto boomerang.

Así funciona nuestro cerebro, cuanto más intentamos quitar ideas de nuestra cabeza, más fuerza cogen y aparecen en mayor número de ocasiones y por más tiempo. Ejemplo de ello tenemos todos en nuestra vida diaria, pero para que lo entendamos de manera práctica en este momento te planteo un ejercicio con el que lo veremos muy claro.

Si yo te digo que no pienses en un oso polar, que de ninguna de las maneras pienses en un oso polar, que no se te pase esa imagen por la cabeza. ¿Qué sucede?, ¿No nos aparece a todos en nuestra mente la imagen nítida de un oso polar? Y eso que había dicho que no pensásemos en él.

Lo mismo ocurre con dejar la mente en blanco, cuanto más lo intentamos menos lo conseguimos.

Como hemos podido comprobar, esta “técnica” no produce sino el efecto contrario al deseado que es que nos cueste más dormirnos. Recomiendo dejar que los pensamientos fluyan, sin prestar atención especial o “engancharse” a ninguno de ellos, dejándose llevar y relajar hasta que la mente desconecte y alcancemos el ansiado sueño.

 

En el próximo post comentaré más en detalle qué nos puede ayudar a alcanzar un sueño reparador y saludable.

 

Gracias,

Jara Estrella Fernández

@JaraEstrellaF