La memoria es un proceso esencial para nuestras vidas: los procesos de aprendizaje se basan en ella, nos permite tener consciencia de nosotros mismos a través de nuestros recuerdos, nos sirve para reconocer objetos, personas y acontecimientos, etc.

Sin embargo todos somos conscientes de sus ‘fallos’: todos experimentamos situaciones en las que no logramos recordar algún acontecimiento, alguna información en un examen, algún nombre de alguna persona que sabemos ya hemos conocido previamente. Y también conocemos enfermedades que cursan con fallos de memoria y las consecuencias de los mismos: Alzheimer, demencia senil, estrés post traumático, pérdidas temporales o permanentes de memoria a corto y largo plazo.

Lo que quizás no tengamos tan presente es que esta ‘fragilidad’ no sólo obedece a la pérdida de la memoria vinculada o no a una enfermedad sino que la memoria es un proceso dinámico que se construye no sólo en base a los hechos reales recordados sino a toda una serie de circunstancias que suceden antes, durante y después del suceso a recordar y que interfieren de manera importante en el contenido que recordamos. Lo que recordamos no es una ‘foto o copia’ exacta de lo que realmente ocurrió, no son registros exactos de nuestras experiencias.

En 1974, los investigadores Loftus y Palmer, llevaron a cabo un experimento muy revelador e ilustrativo a este respecto. Mostraron a varios grupos de estudiantes un mismo video acerca de un accidente de tráfico y luego hicieron la misma pregunta a todos los grupos pero variando únicamente una palabra:

  • ¿cómo iban de rápido los coches cuando se empotraron?
  • ¿cómo iban de rápido los coches cuando colisionaron?
  • ¿cómo iban de rápido los coches cuando se golpearon?
  • ¿cómo iban de rápido los coches cuando se tocaron?
  • ¿cómo iban de rápido los coches cuando se rozaron?

La forma en que se formuló la pregunta cambió radicalmente la velocidad estimada. Cuanto más fuerte era la palabra mayor velocidad estimaron (creyeron recordar).

Esto nos muestra que algo tan trivial como la forma en que nos preguntan acerca de un suceso, puede modificar lo que recordamos, pues respondemos en función de las expectativas de la persona que nos pregunta y nos hace reflexionar hasta qué punto todo lo que creemos recordar realmente ha sucedido de la misma forma.

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