Hace no muchos años, se consideraba a las personas que padecían alguna enfermedad mental como seres que había que alejar de la sociedad y mantenerlos recluidos en instituciones médicas, donde o bien se les curaba o bien se les mantenía recluidos para que no fueran un estorbo para sus familias, en el caso de que tuvieran familia. Por ello, cuando se veía a una persona actuar de un modo distinto, la gente se alejaba de ellos y se les tenía miedo porque no se sabía cómo podían reaccionar ante cualquier estímulo. A partir del siglo XX, tras la Segunda Guerra Mundial aproximadamente empezó a producirse la desinstitucionalización psiquiátrica dando lugar a que las personas que padecían enfermedades mentales fueran reintegradas en la sociedad, mientras recibían tratamiento psicológico y/o farmacológico.

En la actualidad, la visión de las personas con enfermedades mentales da un paso más allá, hasta plantearnos lo siguiente: su enfermedad ya no es considerada una limitación, sino una potenciación de capacidades que el resto de seres humanos no tenemos desarrollada. En las últimas semanas he visto una serie de televisión de la cadena británica de televisión BBC llamada “River”, en la cual el protagonista un detective de homicidios ve a los muertos. El protagonista usa a los muertos para que le acompañen en su día a día, pues se siente sólo y no es capaz de relacionarse de forma adecuada con otras personas. A través de su enfermedad mental consigue resolver crímenes, tiene la tasa más alta de casos resueltos de la policía, pues sus “muertos” ven cosas que él no había visto. Pero, realmente, ¿las personas muertas que ve, las ve realmente o es la forma que tiene su cerebro de explicar la percepción de objetos, situaciones o incluso deducciones que previamente él había pasado por alto? Como recurso narrativo es algo frecuente de encontrar en películas, libros, etc. pero quizás consideramos que una determinada persona es diferente a nosotros y la etiquetamos con una enfermedad mental cuando es posible que su cerebro tiene una forma distinta de interpretar las cosas.

 

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