El pasado martes disfruté el musical Mamma mía, en Madrid. Como tienen por costumbre los martes, una hora antes de la representación, nos recibieron algunos actores así como varios operarios de la tramoya del teatro, electricistas, modistas, etc. Nos contaron algunos detalles internos de la obra y la hicieron más humana.

Un musical, así como una obra de teatro, se nutre del guión, de una idea interesante y llamativa. Sin embargo, quienes consiguen llegar a tu corazón, a tu interior, son los actores y músicos. Normalmente los musicales se basan en canciones bonitas y pegadizas. Pero estas han de estar bien interpretadas y, mientras se baila y se actúa en directo, esto no es nada fácil.

En Mamma Mía, los músicos se ubican debajo del escenario. Sobre este, actúan y cantan los actores y bailarines. En el centro, dirigiendo a ambos, el director, un papel imprescindible, coordina todo mientras interpreta las canciones al teclado.

He visto este musical muchas veces. Su adaptación al cine me tuvo en la sala más de cuatro horas, no fui capaz de levantarme del asiento al acabar la película y me quedé a la siguiente sesión. También pude ver el musical en directo en Melbourne, Londres y Madrid. Me gusta más la versión en inglés, con las canciones más parecidas a las de ABBA, adaptadas pero casi originales. En castellano no suenan igual. Sin embargo, en Madrid, los actores con Nina a la cabeza consiguen llegarte al corazón. Todo tiene que ver: el directo, los más de mil focos que van recreando los momentos del día y los ambientes, el elenco que se cambian en un suspiro, incluso hacen flexiones y abdominales detrás del escenario, para marcar los músculos y hacer más estética y creíble la escena de la despedida de soltero y tantos detalles más.

En Mamma mía pasas de la sonrisa al llanto, te emocionas saltando y bailando al final con canciones que involucran al público. Son casi tres horas que pasan volando. Se adueñan de tu ser y te remueven interiormente. Te haces uno con Sophie viviendo su dilema interior y con Donna, su madre, tan cercana y tan sencilla, también un aluvión de emociones encontradas: su alegría, su tristeza, su fortaleza y su cariño… vergüenza, asco, enfado. Pasa por todas estas emociones y no es sencillo sentirlas, vivirlas y cantarlas en directo.

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