Recientemente he cruzado el océano en un viaje de 9 horas. No es la primera vez, así que como siempre, todo me resultó familiar y tranquilo.
Hay quienes son capaces de dormir la mayor parte de estos trayectos largos, y hay quienes, aunque quisieran, no lo consiguen, y es muy difícil y no saludable estar sentado en la misma posición tanto tiempo estando despierto.
La gente se levanta y da paseos, estira los pies como pueda en los pasillos, se pone de pie y se sienta varias veces, todo con la finalidad de buscar el bienestar en ese momento.
En mi caso particular, viajar con niños no da tanta libertad, pero sí me he puesto a pensar: puede ser un tiempo maravilloso para practicar Mindfulness. De hecho, he leído en ocasiones que hay personas que lo hacen para superar su miedo a volar en avión y les ayuda a disfrutar de manera distinta el viaje.
Y no se necesita tampoco un viaje largo, puedes tomar consciencia de las cosas en espacios de poco tiempo. Solo basta con cerrar los ojos y vivir el momento y sentir lo que está pasando. Ahora pensáis: en un avión, sólo se escuchará el ruido no tan agradable de un motor, algunas personas hablando, megafonías… sí, sea cual sea el momento vale la pena poner un poco de atención. En este caso puedes darte cuenta de tantas cosas: suena un motor enorme, lo grande que tiene que ser para ese avión, que pesará toneladas, pueda atravesar por el aire de un lado a otro cargado de cientos de personas, todo su equipaje y todo el combustible que necesita. Hasta este punto, y mucho más, han llegado los avances de la humanidad.
También aprovechando momentos de calma en el vuelo, por ejemplo cuando casi todos duermen y nosotros no podemos, para interiorizar con nosotros mismos.
Muchas veces nos saltamos el presente, nos agobiamos de lo mal que lo pasamos encerrados en una cabina, pensamos en cuando pasen todas esas horas y estemos en nuestro destino, o ponemos alguna película para matar el tiempo y distraernos. Hacemos lo que sea para no pensar que estamos allí.
Como en muchas ocasiones lo hemos dicho desde Conectia Psicología, vivamos el momento, disfrutemos de las cosas sencillas, no nos perdamos detalle.
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