Como comentamos hace unos días en un artículo en el blog de Conectia Psicología, os traemos más ejemplos del neuromarketing aplicado a la vida diaria. Es cuestión de fijarnos la próxima vez que vayamos a un establecimiento comercial y darnos cuenta de que ciertas cosas adquieren sentido.

Primero recordemos el concepto de neuromarketing: estudia los procesos cerebrales de las personas y su influencia sobre el proceso de compra.

  • Los carros de la compra siempre están estropeados. O nos toca la mala suerte de coger siempre el que va peor o los carros de compra están hechos así de forma intencionada con la finalidad de que veamos más cosas y compremos más. Si ponemos atención muchas veces se van hacia las estanterías, lo que nos obliga a ver lo que hay en ellas y a avanzar más despacio de lo normal. Sinceramente cuando esto me pasa no sé si de forma inconsciente me fijo en la estanterías, pero sí voy pendiente a no chocar a alguien en el camino.
  • La música. En los supermercados suelen poner música lenta, lo que hace que vayamos más relajados y despacio. Así tendríamos tiempo de mirar más cosas y comprar más. Muchas veces es cierto también que si vamos con mucha prisa y pensamientos en la cabeza la música no la escuchamos, aunque nuestro cerebro es capaz de percibirla.
  • ¿Por qué está todo tan lejos? Las cosas más básicas y de mayor demanda suelen estar al final de los establecimientos, con la finalidad de que recorramos todo el local y podamos ver otras cosas que nos puedan interesar para comprar y que no lo habíamos planeado.
  • Qué bien huele. ¿No os ha pasado que vamos a comprar a comprar algo y huele tan rico el pan recién hecho que terminamos con la barra debajo del brazo? A mí muchas veces. Así como en los establecimientos de alimentos tratan de que el olor que sale del horno sea percibido por el que entra, en perfumerías se trata de que huela siempre limpio y fresco, y si es a alguna colonia importante mejor.

Vistos estos ejemplos podemos pensar ¿Nos están tratando de manipular con el marketing? ¿Se aprovechan de nuestras debilidades? 

 Estas técnicas de neuromarketing aunque parezcan trampas para nuestro cerebro, son solo herramientas para llamar nuestra atención para ofrecernos cosas, aunque sea de manera inconsciente. Pero nosotros al final somos quienes tomamos la decisión de comprarlas o no.

¡A por nuestra próxima compra!