Llevo varios años practicando Mindfulness y utilizando sus enseñanzas y técnicas en terapia, con mis pacientes. Una de las prácticas fundamentales de Mindfulness es la meditación. Muchos pacientes me miran asombrados cuando les enseño a meditar. Parecen decir con la mirada: “Pero… ¿para que me sirve esto? Mis problemas son otros…” Yo suelo decirles, aprovechando otra enseñanza de Mindfulness, que utilicen la aceptación que están aprendiendo, para confiar en esta técnica antes de rechazarla.

Cuando uno va al médico no se cuestiona que, tomando cierta pastilla por la boca, se curará un dolor que tiene en la pierna. Uno confía en los procedimientos de aquella persona experimentada, a quien solicita ayuda. Yo pido a mis pacientes confianza y perseverar en la práctica diaria de la meditación. Ya verán por sí mismos y comprobarán sus efectos.

Rafael Nadal, en su práctica diaria, incluye muchas técnicas que no son propiamente jugar un partido de tenis: cuidar su alimentación, cultivar ciertos músculos, práctica repetitiva de ciertos golpes con la raqueta. Obviamente, él no está continuamente cuestionando por qué hace estas prácticas cuando su objetivo es ganar partidos. Sabe que son técnicas que le ayudan a su objetivo.

Meditar no es más que atender, con plena consciencia, a algún aspecto de nuestro presente. No hay un objetivo concreto en meditar: ni dejar la mente en blanco, ni relajarnos… Simplemente, ejercitar nuestra atención. Cada vez que nos damos cuenta de que nuestra atención se ha ido lejos del objeto de meditación, la traemos de vuelta suavemente, con cariño, dejando ir la distracción.

Un objeto de atención muy sencillo y accesible para meditar es concentrarnos en nuestra respiración. La respiración siempre “la llevamos con nosotros, a mano”. Podemos fijar nuestra atención en las sensaciones que produce el aire en nuestras fosas nasales, cierto frescor al entrar y calidez al salir; También podemos sentir cómo se hincha nuestro pecho y abdomen al inspirar y se deshincha al espirar.

Cultivar nuestra atención nos sirve para estar en el presente, que es lo único que podemos asegurar que es real. Del pasado, vagamente nos acordamos y discrepamos con otros sobre los sucesos acaecidos. Del futuro, apenas podemos predecir lo que pasará.

Meditar nos posibilita descansar nuestra mente, centrarla en un objeto, frente a su estado habitual de “mente de mono, que salta de rama en rama”, de idea en idea, por lo general de forma inconsciente, en modo “piloto automático”. Aprendemos a concentrarnos en lo que pretendemos y no donde nos lleva la divagación de nuestra mente. Y, como decíamos, cada vez que nos damos cuenta de que se nos va la atención a otro objeto, la traemos de vuelta, siempre con cariño y amabilidad.

Puedes contactar con nosotros en www-conectia-psicologia.es o llamando al 674 241513. Estamos en Calle Puerto Rico, 8A, zona Hispanoamérica / zona Costa Rica, 28016 Madrid. Te ayudaremos con temas relacionados con este artículo o con otros problemas que quieras resolver.