Hace poco publicamos un artículo sobre lo beneficioso y sobre todo relajante que puede llegar a ser cocinar. Como os prometimos, hoy nos enfocamos en las ventajas que pueden llegar a tener dicha actividad para un niño.

Unión y comunicación familiar. Cada vez más se va haciendo necesario buscar alternativas a la tecnología y a la falta de tiempo, y compartir momentos con la familia. La cocina es una oportunidad de hablar, compartir historias y planificar. Aprendemos tanto niños como mayores a escuchar y ser escuchados.

Autoconfianza. Todos nos sentimos orgullosos cuando creamos algo. Así se siente un niño cuando contribuye en la realización de un plato. Se siente mayor y parte de un equipo que ayuda a crear algo grande. Esto es un gran aporte para el desarrollo de su personalidad.

 Autonomía. Una vez familiarizado con la cocina y sus utensilios, un niño se verá capaz de realizar tareas solos dependiendo de su edad, desde echarse azúcar en la leche hasta partir su fruta.

Motricidad fina. Abrir y cerrar botes, mezclar, batir, amasar, volcar… estas actividades constituyen habilidades motoras finas.

 Imaginación. Cocinar ayuda a los niños a pensar cómo quedará la comida utilizando distintos ingredientes.

Resolución de problemas. Si algo nos sale mal en la cocina, o se nos acaba algo, es un momento de resolver problemas. Buscar alternativas para llevar a cabo el plan final.

Responsabilidad. Con la cocina enseñamos reglas de seguridad, limpieza y buenos modales. Meter a los niños en la cocina claro que conllevará a un caos, pero también es oportunidad de que puedan hacerse responsables de sus acciones, os aseguro que se sienten orgullosos de recoger y limpiar sus desastres.

Causa efecto. Los niños aprenden cómo una acción conlleva a un cambio. Por ejemplo hervir unos espaguetis que crudos están duros y al cocerse están blandos. Hay que procurar aprovechar todo este tipo de ejemplos para enseñarles.

Habilidades académicas. Los provee de importantes habilidades como la lectura, las matemáticas, el razonamiento.

Nuevos alimentos. El sólo hecho de participar en la elaboración de un plato les emociona tanto que querrán comerlo. Por lo que es importante ir introduciendo y enseñándoles nuevos alimentos.

Desde Conectia Psicología os animamos a meter a los niños en la cocina. Los resultados son asombrosos. No hace falta tener todo el tiempo del mundo ni todas las habilidades de un chef profesional, preparar un simple desayuno o unas brochetas de fruta para merendar es suficiente.

¡Buen provecho!