Se atribuye a Confucio la siguiente máxima: “Si tiene remedio tu mal, ¿de qué te quejas? Y si no lo tiene, ¿de qué te quejas?”. Puede parecer una simplificación esa visión de la vida y obviamente, dicho así, suena a “cuento chino”. Sin embargo, profundizando en ese pensamiento, se descubre mucha sabiduría.

Las técnicas de Solución de Problemas vienen a ayudarnos con los escollos que todos tenemos que afrontar en la vida.

Hay eventos que nos suceden en la vida, o situaciones a las que nos enfrentamos, que no tienen remedio o cuya solución sería tan costosa que no vale la pena el esfuerzo. Por ejemplo, si fallece un ser querido, poco podemos hacer para solucionarlo. O si queremos ser el tenista número 1 del mundo y ya tenemos 40 años, poco podemos hacer y nuestros esfuerzos serían en balde. En estos casos, más que orientarnos a solucionar el problema, hemos de orientarnos a nuestra emoción al respecto. La tolerancia a la frustración que supone no poder resolver todas las situaciones a nuestro gusto. Aceptación de la situación tal como es. Permitirnos sentirnos tristes, convivir temporalmente con la tristeza que nos supone este hecho. Aprovechar para conocernos mejor, ver cómo somos cuando estamos tristes, qué pensamientos y sensaciones corporales tenemos. En todo caso, esa tristeza es consecuencia del apego que sentíamos hacia esa persona o hacia ese objetivo que se ha tornado imposible de alcanzar.

Hay otras situaciones a las que nos enfrentamos que sí tienen remedio. En estos casos, la mejor actitud es orientarse hacia el problema y afrontarlo. El estilo evitativo puede funcionar en algunas ocasiones, cuando los problemas se resuelven solos con el tiempo. Sin embargo, es más saludable y reforzante afrontar los problemas y no evitarlos.

Hay dos formas de afrontar los problemas. El estilo impulsivo, con la primera solución que se nos ocurre, lo más rápido posible. Y el estilo planificado, siguiendo los pasos que han mostrado su eficacia en los estudios que se han realizado al respecto. El estilo impulsivo puede ser eficaz en emergencias o cuando la situación no merece dedicarle mucho esfuerzo. Por lo general es más recomendable el estilo planificado.

Al afrontar un problema, hay dos cuestiones que pueden interferir y dificultar su abordaje. Una es la sobrecarga cognitiva, ya sea por la complejidad del problema que nos sobrepasa o nuestra cabeza está tan cargada que no puede abordarlo. Otra cuestión que interfiere es la sobrecarga emocional, cuando las emociones que se despiertan nos incapacitan para una solución racional.

Todo esto tiene remedio, existen técnicas para combatir estas dificultades y resolver los problemas con método. En Conectia Psicología podemos ayudarte al respecto. Tenemos talleres donde explicamos las técnicas de Solución de Problemas. O en terapia individual, usamos estas técnicas para ayudarte a afrontar tus problemas vitales.

Puedes contactar con nosotros en www-conectia-psicologia.es o llamando al 674 241513 y te ayudaremos con temas relacionados con este artículo o con otros problemas que quieras resolver.