Generalmente las relaciones interpersonales nos aportan muchas ventajas. El hombre es un ser social y necesita de los demás para sobrevivir y para su bienestar.

En una relación de amistad, al juntarse dos personas, el resultado es superior a la suma de los dos amigos. O, dicho de otra manera, cuando la relación de amistad no aporta nada adicional a una persona, ésta suele abandonar esa amistad.

En una relación de pareja, Philippe Caille postulaba que 1 + 1 = 3.  Esto se interpreta de la siguiente manera: Además de sumarse las individualidades de cada persona, la pareja en sí forma una unidad que tiene entidad propia. Así, hay objetivos de la pareja, amigos de la pareja, bienes compartidos, etc. Hay aspectos tangibles, tales como una casa o un coche. Y otros aspectos más intangibles, como son la sensación de pertenencia, las relaciones de esa pareja, la seguridad que aporta, etc.

Al margen de la anterior interpretación, en las parejas, al inicio, suele ser patente que 1 + 1 resulta mayor que 2. Cada uno de los individuos gana con la unión, se potencian sus facultades.

Sin embargo, hay parejas tóxicas y problemáticas. Hay ocasiones en las que un miembro de la pareja anula total o parcialmente a la otra persona. En ese caso, 1 + 1 = 1. También, en las parejas en las que se produce maltrato del uno al otro, o mutuo. Hay sufrimiento en la persona maltratada, que pierde muchas facultades y no es feliz. La persona que maltrata, tampoco es feliz y desarrolla erróneamente sus capacidades. En esas parejas, 1 + 1  resulta menor que 1.

Cuando nos embarcamos en una relación de pareja, somos conscientes de que tendremos que ceder en muchas cosas, perder una parte de nuestra libertad y aportar ciertas cosas. Sin embargo, la propia relación nos aporta muchas otras cosas: cariño dado y recibido, seguridad, pertenencia, etc. También se comparten bienes, gastos y se produce una sinergia de las fuerzas de las dos personas.

Obviamente, no tenemos un aparato que mida el valor de la relación. Ni podemos medirla o evaluarla en cada instante. Sin embargo, es bueno y saludable que la pareja haga balance y evaluación cada cierto tiempo, anualmente, cada X años. Cuando ellos acuerden. Y  revisen cómo van evolucionando cada uno, como individuos y la relación en sí. De esta manera, pueden tomar medidas para corregir lo que no funciona, arreglar los desperfectos, o incluso potenciar y mejorar la relación.  O, en caso de que sus problemas no tengan remedio, si ven que no suman más de 2, buscar la mejor forma de finalizar su relación.

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