La inteligencia es un concepto muy amplio, entre otras cosas, implica habilidad para razonar, planificar, resolver problemas, pensar abstractamente, comprender ideas complejas, aprender con rapidez y aprender de la experiencia.

No supone el mero aprendizaje de un texto, una habilidad académica específica, o resolver tests de forma habilidosa, sino una capacidad amplia para comprender el entorno siendo capaz de capturar el significado de las cosas y darles un sentido, o para diseñar estrategias para resolver problemas de la vida cotidiana.

Los tests de inteligencia suelen medir algunos aspectos, pero no todos, del amplio abanico que supone la inteligencia. Frecuentemente miden el llamado Cociente Intelectual (CI) relacionando la puntuación de cada individuo con la distribución de la población en función de la edad del mismo.

Poseer un CI alto o por encima de la media es claramente ventajoso pues muchas de las actividades de nuestra vida cotidiana requieren capacidades de razonamiento y toma de decisiones, especialmente en puestos de organización y responsabilidad empresarial. Sin embargo, su ventaja no es tan evidente en entornos que sólo requieren la toma de decisiones rutinarias o resolución de problemas simples, esto es porque el CI no mide todos los aspectos de la inteligencia.

Existen diferentes modelos para clasificar las tipologías de inteligencia pero sintetizando podríamos clasificarlas en:

  • Inteligencia cristalizada, la que comúnmente conocemos y que se define como el conjunto de estrategias y conocimientos que adquiere la persona a través del aprendizaje e incluye las capacidades de comprensión verbal, semántica, orientación espacial, memoria, capacidad numérica, etc. Es la que habitualmente miden los tests y a la que están orientados fundamentalmente los programas educativos.
  • Inteligencia fluida, es la capacidad para adaptarse y afrontar situaciones nuevas de forma flexible y el aprendizaje previo o la cantidad de conocimientos que poseamos no constituye una fuente de ayuda. Esta inteligencia abarca aptitudes como la deducción, inducción, capacidad de relacionar eventos y situaciones, capacidad para interpretar y transmitir emociones, etc.

Ambos tipos de inteligencia son esenciales para el desarrollo humano pero la inteligencia fluida no se mide habitualmente y lo que es más importante, no suele formar parte de los programas educativos lo cual nos hace preguntarnos hasta qué punto poseer un CI más elevado significa ser más inteligente.

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