Las relaciones sentimentales o de pareja no tienen por qué durar toda la vida, como comúnmente nos han hecho creer a través de películas o novelas románticas. En la actualidad, hay muchas personas cuya mentalidad moderna les favorece para superar las rupturas sin ningún tipo de ayuda porque se quedan con lo que les aportó positivamente esa pareja, durase la relación lo que durase. Además, cuando las rupturas son de mutuo acuerdo, por ambas partes, suele gestionarse emocionalmente mejor.

En el otro lado de la balanza nos encontramos con las personas que no pueden superar una ruptura de pareja por diversos motivos: esperaban que sería para toda la vida, ha sido consecuencia de una infidelidad que no pueden perdonar, continuas discusiones por temas banales y un largo etcétera pues las causas que podemos encontrarnos en consulta son muy diversas.

Un gran número de personas a las que les cuesta superar una ruptura, suelen llegar a consulta derivadas por algún médico, ya sea el de familia o un especialista, tras haber empezado a tomar algún tratamiento farmacológico para los síntomas que padecen. Casi siempre suelen venir derivados bajo el mismo trastorno denominado “trastorno ansioso-depresivo”. Otras acuden a terapia psicológica como primer paso para afrontar dicha ruptura.

Normalmente suelen manifestar un ánimo depresivo debido, en primer lugar, a que su idea mental que se habían construido a largo plazo, de pronto se ha derrumbado. Segundo, se encuentran sin su pareja, la cual podía ser un apoyo importante en su día a día o en alguna faceta (profesional, familiar, social, etc.) y la echan de menos; tercero, tienen que adaptarse a un nuevo mundo que quizás a una determinada edad se consideraba que no regresarían a él: volver a casa de los padres, de un hermano, de amigos, compartir piso, etc. Por otro lado, muestran determinados rasgos ansiosos como consecuencia de la incertidumbre en la que se encuentran.

¿Cómo tratamos este tipo de problemas en Conectia Psicología?

Hay que tratar de mejorar la sintomatología depresiva y ansiosa que padece la persona que acude a consulta. Podría equipararse una ruptura a un duelo por la pérdida de un ser querido y, por tanto, la posición del psicólogo es apoyar a la persona durante todo el proceso de adaptación a la nueva situación. Trabajando a través de técnicas como la terapia cognitiva de Beck, terapia racional emotiva de Ellis y técnicas para reducir la ansiedad.