Terapia Alcoholismo en Madrid Centro

La adicción al alcohol surge cuando se abusa de la bebida o cuando no podemos controlar la cantidad que consumimos.

Las bebidas alcohólicas forman parte de nuestra cultura y tienen una larga tradición en la historia de la humanidad.  Muchas personas las utilizan en su vida en su justa medida, como complemento de las comidas, como apoyo en sus relaciones sociales o, sencillamente, disfrutando de su sabor.

Cuando beber alcohol interfiere con alguna de las áreas importantes de la persona, se considera un problema. Por ejemplo:

  • Afecta a la salud
  • Empeora las relaciones con la familia, pareja o hijos, y con los amigos. Enfados, discusiones, descuidos.
  • Realizamos acciones que ponen en peligro a los demás, como peleas o conducción temeraria
  • Interfiere en nuestro trabajo, imposibilitando acudir algún día o disminuyendo la calidad de su ejecución o la atención necesaria.

Hay dos tipos de problemas graves con el alcohol:

  • Uno es el abuso ocasional que lleva a la intoxicación y que puede tener consecuencias graves e imprevisibles. Estas personas, en su vida cotidiana controlan la bebida pero, en ciertos momentos, tienen explosiones y se descontrolan totalmente, poniéndose en una situación de riesgo.
  • Otro problema es el alcoholismo. Se trata de un consumo habitual de alcohol por encima de los límites recomendables, que la persona siente que no es capaz de controlar. Este consumo lleva a la habituación, en que el efecto del alcohol no es el mismo que al principio y le lleva a beber cada vez más. La conducta se convierte en un hábito, asociado muchas veces a calmar la ansiedad cuando esta se produce, derivada de los problemas que afronta en su vida. La persona que se ve atrapada en el abuso del alcohol, aún siendo responsable de su conducta, no debe ser estigmatizada.

¿Cómo tratamos el alcoholismo en Conectia Psicología?

En Conectia Psicología, trabajamos con la premisa de que el alcoholismo puede superarse. Se trata de una conducta compulsiva que el paciente ha aprendido y consolidado a lo largo del tiempo, dado que dicha conducta cumple una función para él. Para cambiar esta conducta, es necesario descubrir qué función cumple e incluir en el repertorio del paciente, conductas alternativas más saludables.

El tratamiento que nosotros utilizamos en Conectia, requiere dos sesiones a la semana y se basa habitualmente en las siguientes técnicas, todas ellas contrastadas y avaladas científicamente. Dependiendo de cada paciente, puede variarse el tipo de actividad o el orden de las mismas:

  • Entrevista motivacional. Ayudar al paciente a pasar a la acción, desde la contemplación de que tiene un problema y que quiere superarlo.
  • Análisis funcional de la conducta de beber. Se trata de explorar, con el paciente, las situaciones en que suele beber y los pensamientos y sensaciones asociados a esos momentos. En una palabra, comprender para qué bebe.
  • Búsqueda de un co-terapeuta. Una persona del entorno del paciente, familiar o amigo de su confianza, que pueda ayudarle a superar el problema.
  • Ayudar al paciente a regular, en lo posible, su comida y sueño. Establecer un paseo diario de 30 minutos como ejercicio, si el paciente no hace deporte.
  • Explorar actividades agradables. Ayudar al paciente a escoger actividades que le agraden y puedan suponer una alternativa a realizar, antes que beber. Irlas incorporando en su vida.
  • Desensibilizar el consumo de alcohol. Asociar el olor y vista del alcohol con pensamientos y sensaciones negativas.
  • Enseñar técnicas Mindfulness, como la meditación de la respiración y el escaneo corporal, para propiciar que el paciente sea consciente de su cuerpo y descubra las sensaciones que propician el uso del alcohol. Una vez detectadas, el paciente aprende a responder de un modo alternativo, en lugar de reaccionar automáticamente con la conducta de beber.
  • Ayudar al paciente a detectar y describir los problemas que hay actualmente en su vida: Familiares, laborales, de relación, etc.
  • Entrenar al paciente en el uso de técnicas de solución de problemas, comenzando su práctica por los problemas más sencillos.
  • Programar un cese de la actividad de beber, controlado para evitar el síndrome de abstinencia. En este periodo es fundamental la ayuda del co-terapeuta.
  • Realizar sesiones de seguimiento. Revisar los progresos del paciente y verificar cómo aplica las técnicas que ha aprendido.