A menudo acuden padres a consulta por los problemas de sueño de sus hijos y observo que no suelen saber distinguir qué le ocurre realmente a sus hijos suelen englobar en lo mismo las pesadillas, terrores nocturnos o miedos irracionales cuando se acerca la hora de dormir.
En las pesadillas el menor se despierta asustado, sudoroso, con nerviosismo e incluso ansiedad por lo que acaba de vivir en su sueño. En este caso, el niño suele recordar lo soñado. En los terrores nocturnos el menor está gritando con mucha angustia pero no está despierto. Él no es consciente de ello e incluso a la mañana siguiente no recuerda lo experimentado. Finalmente, los miedos irracionales suelen ser los típicos miedos infantiles: a un monstruo, a que entre alguien en casa, etc. Los dos primeros se producen cuando el menor ya está dormido y el último antes de que se duerma, por lo tanto, no podemos agruparlos en el mismo saco.
En el caso de las pesadillas lo único que pueden hacer los padres es acudir a consolar a su hijo y darle apoyo para que supere el sueño vivido. La mejor técnica suele ser no preguntar lo ocurrido, para que el menor no rememore lo soñado y si el menor lo verbaliza es mejor no darle mucha importancia para que él tampoco la dé. En el caso de los terrores nocturnos, lo recomendable es no despertar al menor (ya que los últimos estudios indican que puede ser contraproducente) y una vez que haya finalizado el terror volver arropar al menor y dejarle dormir.
En ambos casos suelen ser momentos evolutivos por los que pasa el menor y tras un período de tiempo corto suelen desaparecer. Si los terrores nocturnos se alargan mucho en el tiempo lo recomendable sería acudir a un médico especialista por si hubiera algún problema neurológico de fondo. Para las pesadillas lo ideal sería que el menor no viera escenas violentas o terroríficas (noticias, juegos de consola, etc.), reducir el estrés de su día a día e instaurar una rutina placentera a la hora de dormir.
En el caso de los miedos irracionales para dormir, lo ideal sería ayudar al menor a superar esos miedos. Por ejemplo, si el menor tiene miedo a que entre alguien en casa puede acompañar a un progenitor a cerrar la puerta de entrada, conectar la alarma, etc. para que sea consciente de que es un lugar seguro.
¿Cómo tratamos este tipo de problemas en Conectia Psicología?
Como se ha comentado más arriba tanto las pesadillas como los terrores nocturnos suelen ser procesos evolutivos que terminan desapareciendo. En nuestro gabinete podemos daros recomendaciones para hacer frente a ellos hasta que desaparezcan e incluso realizar terapia con el menor ya que, normalmente, suele el estrés o alguna preocupación los que agravan estos procesos.