En pocos días entraremos ya a diciembre, el último mes del año y un mes de constantes celebraciones navideñas.

Ya a estas fechas nos ponemos a pensar en lo que conlleva estas fechas para cada uno de nosotros:

  • Se acerca el fin de año. Tengo que hacer un balance de todo lo que ha conseguido en este año, si he logrado los objetivos propuestos y si no pues tratar de llevarlos a cabo en estos pocos días (ya esto suena un poco estresante).
  • Hay que dejar todo en orden antes de que acabe el año, como si fuese el último. Todo limpio, arreglos de la casa hechos, limpieza de armarios, etc. Tal vez porque da la sensación de empezar un nuevo año con «casa nueva».
  • Cambio de año, un cambio en mi vida. Otra vez entran en juego los propósitos de fin de año y las frases de «esta vez sí que lo conseguiré».
  • Hay que hacer la compra de los regalos. Mucho para pensar cuando tienes una familia grande y no sabes qué podrías regalar, o no te da tiempo. Pues otra vez es posible que se asome el estrés.
  • Estoy lejos de mi familia. Aquí entra en juego ya la tristeza.
  • Por el contrario. Se reúne toda la familia, lo que es sinónimo de alegría.
  • Cenas y reuniones por todos los lados. !Qué locura!

Sea cual sea el sentimiento que tengas, lo importante es saber manejarlo. Podemos estar tristes o alegres porque es humano tener esas emociones. Pero el estrés sí que podemos tratar de evitarlo:

  • «Tengo que hacer o terminar miles de cosas antes de que se acabe el año». Depende lo que sea, pero hemos tenido todo un año, compensa priorizar y seguir priorizando. El próximo año hay más días.
  • Cosas de casa en orden. Claro que es un alivio, pero el día 31 no es para pegarse una paliza. Insisto, hay más días el próximo año.
  • ¿Compras de Navidad? Es cierto que produce bienestar tener detalles con los demás, organízate para hacer las compras con tiempo, ya que si justo lo dejas para el último día como muchos, viene la aglomeración, las colas, el que no encuentras lo que buscas y en lugar de placer te puede producir estrés.
  • Cenas, reuniones y eventos… la agenda llena. Para que no termines agotado y odiando la Navidad, puedes priorizar en esto también. No tienes que estar en todos los lugares, al menos que te apetezca demasiado y lo disfrutes aunque te canses.
  • Disfruta de la época, de sus momentos. Cada época del año tiene sus encantos. Concéntrate en el ambiente, las decoraciones, los olores, el frío… un poco de Mindfulness en la vida cotidiana es la clave. Mirarás las cosas de otro modo.

Ya en próximos artículos iremos profundizando en algunas de estas situaciones. Estas son unas pinceladas generales al acercase las fechas, a modo de preparación.

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