Llevo unos meses con una sensación de miedo, como un temor de fondo, podría llamarlo desasosiego, también intranquilidad o inseguridad. Cuando reflexiono sobre los motivos, no siempre descubro el porqué. Creo que no estaba acostumbrado a sentirlo, quizá estaba mal acostumbrado por la larga etapa de paz y bienestar social que hemos vivido los últimos años en España.

A muchos de mis pacientes les está pasando algo parecido últimamente, sienten inquietud, nervosismo, inseguridad y en ocasiones miedo, si no pánico.

Desde luego, hay motivos objetivos este último año para sentir miedo: ver la enfermedad y la muerte tan de cerca, estar tan expuestos a noticias desalentadoras, sufrir en carne propia o en personas conocidas los efectos económicos devastadores de la pandemia; paro, pérdidas económicas…

Sin embargo, los miedos e inseguridades que yo tengo y que estoy observando en mis pacientes o en personas cercanas, tienen que ver con temas más profundos y de fondo, en los que quizás antes no había parado mucho tiempo a reflexionar. De pronto, me vienen inseguridades de mí como persona, si he hecho lo correcto en la vida, si voy por el buen camino, etc. También me cuestiono el mundo en su globalidad, con sus cambios tan rápidos e impredecibles, lo que deriva en cuestionarme el futuro, tanto el mío como el de mi familia, mi país, mi planeta…

Quizás de pronto nos hemos dado cuenta de lo poca cosa que somos y lo frágil que es nuestra vida y nuestro bienestar.

También en los últimos tiempos noto que estos miedos se acentúan debido a no poder compartirlos o contrastarlos con mis seres queridos y amigos, al estar todos más aislados por la pandemia: He notado que las personas se han cerrado en torno a sus círculos más íntimos y nos falta el calor humano de nuestros amigos y familia extensa. Incluso encuentro poco alivio al contar mis miedos, debido a que son tan íntimos y personales en unos casos o tan globales y generales en otros, que las personas que me escuchan no pueden ofrecerme soluciones, pues ni siquiera ellos mismos las conocen ni las tienen para sí mismos.

Si te sucede algo parecido, podría aconsejarte lo siguiente: Por una parte, hablarlo con tu psicólogo de confianza, que te escuche sin juzgar y te ayude a poner esas crisis en perspectiva. Por otra parte, intentar vivir al día, en el presente y pensar en sobrevivir a este periodo de pandemia tan caótico, ya que esto también pasará, aunque ahora nos parezca eterno.

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