A punto de comenzar un nuevo año, aprovechamos para que ese corte temporal sea un cambio de etapa. Por eso es común hacernos una valoración del año que termina, deshacernos de las cosas negativas y fijarnos nuevos propósitos y mejorar.
¿Es bueno mirar hacia atrás?
Hacer un balance del año que termina es tan beneficioso como planificar el nuevo, ya que mirando cómo ha evolucionado el período anterior, lo que hemos conseguido y lo que no, cómo nos hemos comportado… damos sentido a nuestros futuros propósitos, hacemos que nuestros objetivos sean lo más realistas posibles y nos motiva a hacer las cosas mejor y con más ganas. Visto de otra forma es como escalar un peldaño más en nuestra vida.
Algunos consejos para reflexionar estos últimos días del año:
Crea los objetivos necesarios y realistas. Mucho no es sinónimo de mejor. Es preferible tener pocos objetivos pero concretos y realistas. Si nos hacemos una lista infinita de cosas por hacer puede que hasta nos agobiemos de tanto trabajo por hacer. En cuanto a lo ser realistas, cada uno tiene que mirar sus propias capacidades y tiempo, y con ello valorar hasta qué punto podemos cumplir ciertas cosas y qué tan motivadoras serán para nosotros, no vale proponerse “ir al cine todas las semanas” si no nos gusta el cine o si no tenemos tiempo real para hacerlo. Querer hacer las cosas porque vemos que en otros funciona lo que único que puede llegar a hacernos es perjudicarnos.
Es bueno plantearnos objetivos concretos. No es lo mismo: “El año que viene quiero viajar” que “El próximo verano quiero ir al Caribe con mi mejor amigo”. Mientras más especifiquemos en lo que queremos conseguir (Qué, cómo, cuándo, cuánto, dónde, con quién…) más fácil será mentalizarnos y planificarnos para conseguirlos, y por supuesto cuando llegue el momento evaluar si de verdad lo hemos conseguido.
Organicemos nuestro día a día. Aunque nuestras metas es posibles que las fijemos para una época determinada del año, no está demás, de hecho tiene su importancia, crearnos horarios y pequeños objetivos mensuales, semanales, o incluso diarios. Nos ayudaría mucho utilizar el calendario, mejor aún si podemos apuntar cosas en él y marcar fechas que luego podamos ver con facilidad a modo de recordatorios.
Aprovechemos las fechas. Como dijimos al principio del artículo, el cambio de año nos motiva a proponernos nuevos retos. Aprovechemos esta motivación para hacer nuestro proyecto del nuevo año. Tendremos la mente más positiva y esperanzadora así que qué mejor momento.
Los primeros días del año nos solemos sentir más animados a empezar.
Comparte en lo posible tus metas. Es bueno compartir tus objetivos del año con otras personas y que ellas también lo compartan. Así es más fácil crear un compromiso de cumplirlos.
Ya sabes, es momento de sentarte a reflexionar y con ilusión plantearnos un nuevo proyecto en nuestra vida.
¿Y si no estoy tan motivado como se sienten otros con el cambio de año?
Aún así hay quienes no sienten esa motivación de la que hemos hablado en estas fechas, tal vez porque haya tenido un mal año y no se ve capaz de mejorar. Si es tu caso, en Conectia Piscología estamos a tu disposición para ayudarte, así como si tienes algún otro tipo de inquietud o problema. Contáctanos en conectia_psicologia.es.
¡Te deseamos un gran año 2017 a ti y a los tuyos!