Cuando uno está intentando resolver un problema, un trastorno o una dificultad, no se produce una mejora lineal o exponencial, sino que se producen altibajos, subidas, bajadas, avances, retrocesos y la gráfica se representaría más bien con picos y valles.
No obstante, ¿Significa eso que cuando estoy en tratamiento cada cierto tiempo vuelvo al punto de partida?
No, eso no es así. No es todo o nada, no es bien o mal; os lo voy a demostrar con una escena:
Imagínate que estás al borde de un precipicio, tu problema te ha llevado al límite, a escasos centímetros de caer hacia el vacío. Cuando estás en terapia, das pasos hacia el lado contrario del precipicio. No obstante, hay veces que avanzas tres pasos y retrocedes uno, avanzas otros dos pasos y retrocedes esos dos. Así, poco a poco, vas avanzando y alejándote cada vez más del precipicio.
Por tanto, durante la recuperación normal, hay lo que denominamos CAIDAS que son aquellos pasos que damos de vuelta hacia el precipicio. La RECAIDA sería si volvemos de nuevo al punto de partida que es estar pegado al límite del precipicio.
Existen problemáticas como los trastornos por conducta alimentaria o por consumo de sustancias, en los que por su complejidad cuentan normalmente con varias caídas e incluso recaídas que son parte inherente al proceso. No obstante, hay que saber diferenciar unas de otras.
Por ejemplo, una persona que sufre alcoholismo y lleva 6 meses sin beber y un día está de reunión familiar y se bebe una cerveza o varias pero consigue parar y contárselo a su familia y al terapeuta, eso sería una CAÍDA porque no ha vuelto al punto de partida que sería por ejemplo pasarse días bebiendo, robando dinero a su familia, escondiéndoles que ha bebido, mintiendo, etc.
Y como he comentado, las caídas son parte del proceso natural y no debemos perder la esperanza o derrumbarnos frente a ellas, sino aceptarlas, destacar todo aquello que hemos aprendido de ellas y seguir caminando hacia delante cada vez más lejos del precipicio hasta que llegue un día que no seamos capaces de verlo.
Gracias,
Jara Estrella Fernández
