Estamos acostumbrados a utilizar la conjunción “PERO” a diario y en todo tipo de frases. No obstante, no nos damos cuenta del enorme poder que tiene para cambiar el efecto de la frase.
Es decir, la conjunción “PERO” lo que hace es oponer un concepto a otro para matizarlo, ampliarlo o confrontarlo. Entonces, cuando estamos diciéndole a una persona, o a nosotros mismos, algo positivo de ella o de sus acciones, y a continuación continuamos la frase con un “PERO” lo que hacemos es eliminar esa parte positiva de la frase puesto que la persona ya sólo se va a quedar con lo negativo que hemos visto y no con toda la idea. Esta es una trampa semántica ya que en muchas ocasiones, los “peros” se convierten en una adversidad que no se corresponde con aquello a lo que se refieren, y al utilizarlos ya queda introducida.
También hay que tener en cuenta que el ser humano biológicamente está diseñado para prestar mayor atención a lo negativo que a lo positivo, porque lo negativo (por ejemplo que te persiga un león para comerte) es aquello que hace peligrar la supervivencia y entonces es adaptativo prestarle mayor atención.
Ejemplos:
-Si le decimos a una persona: me encanta como te vistes/tus ideas “pero” no me convence la camiseta, esa persona se va a quedar con que no te gusta esa prenda y puede ofenderse puesto que la otra parte de la frase ya ha desaparecido completamente de su mente. Por ello, muchas veces cuando hacemos cumplidos, no tienen el efecto esperado puesto que añadimos en algún lugar la palabra “PERO”.
-También nos pasa a nosotros mismos al utilizar frases como “me gustaría ir al gimnasio PERO estoy cansado”; y entonces, nos quedamos con la última mitad de la frase y no hacemos aquello que queremos, cuando podemos estar cansados y acudir a ese centro igualmente. Utilizando ese tipo de conjunciones nos condicionamos incluso a nosotros mismos muchas veces sin darnos cuenta.
Para modificar este efecto negativo, es muy útil cambiar la conjunción, y en vez de utilizar “PERO”; usar la conjunción “Y”. De esta manera, no le restamos valor a ninguna frase de la oración y tampoco nos condiciona negativamente ni nos proporciona ninguna adversidad.
Por todo ello, es importante cuando estemos alagando o reforzando a una persona o una acción, o comentando dos ideas, hay que tener cuidado con el lenguaje que utilizamos no vaya a ser que nuestra buena intención se trunque y lleve nuestra acción a dañar a una persona en vez de a animarla o a crear una adversidad.
Gracias,
Jara