Durante estas últimas semanas de Diciembre, se han celebrado una infinidad de comidas o cenas por motivo de la Navidad donde nos hemos reunido con los amigos de la infancia, de la universidad, compañeros de trabajo, etc. pero a partir de mañana comienzan las cenas y comidas familiares. Esos eventos donde cuando asistimos como invitados algunas veces, por ejemplo, no sabemos sobre qué hablar o qué contestar a determinadas preguntas que nos hacen familiares que solo vemos de año en año en las mismas fechas. Y, otras veces, cuando somos los anfitriones sufriendo sobre qué comida poner, si gustará a todos los comensales, si se quemará el asado, si se llegará a tiempo a tomar las uvas el 31 de Diciembre y un largo etcétera.
Como veis vuestro agobio ante estas situaciones no es exclusivo de vosotros. Todos pasamos por las mismas situaciones, solamente que unas personas les dan más o menos importancia. En el caso de ser anfitrión os recomendaría poner un plato que sabéis que os sale bien, pocas probabilidades de quemarlo en el horno, ya que todos los comensales, posiblemente, alabarán la comida y si alguno no lo hace, no importa. Tú como comensal sabes que es tu plato estrella, mientras lo cocines te sentirás a gusto y degustándolo también.
En el caso de ser un invitado a una celebración y ésta es con la familia política, lo ideal es mantener un clima lúdico durante la celebración sin hablar de política (es el tema que más irascibilidad produce) e intentando fomentar un sentimiento de arraigo y pertenencia. Pero, también, debéis saber que nadie os obliga a llevaros bien con todos los miembros de la familia.
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