Esta semana he oído comentarios sobre este tema que me han hecho escribir sobre ello. He oído comentarios del tipo “hay que probar todas las drogas para conocerlas” o “por probar una vez una droga no pasa nada, nadie se ha muerto ni se ha enganchado ni le ha dado psicosis por una vez”.
No creáis que esto se lo he oído a un grupo de adolescentes bromeando, no, sino a gente adulta con sus estudios, su formación y su madurez.
Esto significa que todavía tenemos mucho camino por recorrer para concienciar y para aclarar muchos aspectos sobre la educación en salud física y psicológica.
Existen drogas como el cannabis que se consideran bastante inocentes, en el sentido de que poco daño puede hacer y sobre todo con ellas en los últimos años se está jugando mucho y consumiendo. También hay altos consumos de alcohol porque al ser una droga “permitida”, eso significa que está bien consumirla, sino la hubiesen prohibido, ¿no?
Es verdad que, por un consumo esporádico de una vez, es poco probable que te pueda pasar algo, pero lamentablemente sí te puede pasar. ¿Por qué? Porque existe una vulnerabilidad personal individual; esa vulnerabilidad tiene tanto que ver con lo físico como por lo psicológico y si esa vulnerabilidad es muy alta, por un pequeño consumo puede desarrollarse una psicosis, un coma etílico o una adicción.
Mis pacientes drogodependientes me suelen decir que ellos empezaron su adicción en los famosos botellones en la adolescencia. Es decir, que no es en sitios alejados, deprimidos, chabolistas como nos lo solemos imaginar, sino en los parques o en las fiestas donde hemos estado todos.
Por lo tanto, hay que tener en cuenta que por probarlo sí puede pasarte algo, y por supuesto cuantas más oportunidades le des a la droga, más probable es que tengas problemas con ella. Entonces…¿de verdad merece la pena?¿Merece la pena jugarte tu salud y tu vida y asumir ese riesgo?
En conclusión, me parece muy importante empezar a desmitificar muchos conceptos sobre las drogas, y hablar mucho más del tema en las escuelas, institutos e incluso universidades y empresas ya que ninguno estamos a salvo de sus efectos. Por un consumo, puede pasar una desgracia ¿De verdad interesa?
Gracias,
Jara Estrella Fernández