Si os menciono el Síndrome de Peter Pan, es bastante posible, que os resulte familiar. Es un concepto usado, desde hace décadas, para describir aquellas personas que son inmaduras para su edad cronológica. Suelen ser personas que idealizan la juventud, narcisistas, egoístas, egocéntricos, no soportan las críticas, tienen baja autoestima, etc. Pero hoy vengo a hablaros de otro síndrome menos conocido el Síndrome de Wendy y sí, está inspirado en la compañera del cuento de Peter Pan, Wendy. Además, ambos síndromes están relacionados entre sí.

El Síndrome de Wendy se caracteriza por una necesidad absoluta de satisfacer a los demás, principalmente, a la pareja y a los hijos. Se vive por ellos pero, realmente, lo que ocurre es un miedo al rechazo y al abandono. Suele asumir todas las tareas y responsabilidades, pide perdón tanto por aquello que no ha hecho como por aquello ha sabido hacer, depende de la aceptación de los demás, y entiende que el amor es sacrificio por lo que termina desempeñando un rol de madre de su pareja. Normalmente, suele darse más en mujeres por concepciones culturales, ya que la mujer suele asumir más ese rol. Aunque en sociedades más igualitarias y plurales ambos síndromes pueden darse indistintamente sin tener en cuenta el género de quien lo padece.

Frecuentemente, ambos síndromes se ven en terapia de pareja. Si uno coincide sentimentalmente con una persona con uno de estos síndromes suele ser, lo común, huir de esa relación, digamos que nadie quiere estar con una persona narcisista ni con una madre sufridora. En cambio, cuando se encuentran una persona inmadura y narcisista con otra persona que vive para satisfacer las necesidades de los demás, se suele generar una simbiosis maravillosa.

 

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