Como todos los años, llega el 7 de Enero y en todos los comercios empiezan las rebajas. Algunos descuentos son grandes, pero otras veces el descuento es mínimo o no existe, realmente, porque han modificado el precio original para que el precio actual parezca una buena oferta. Aun así gran parte de la sociedad acude a esas rebajas con un elevado entusiasmo para comprar una supuesta ganga, sea necesaria o no la compra de ese artículo.
Pero, ¿por qué gusta comprar cosas rebajadas? Algunas personas acuden a los centros comerciales en busca de algún artículo que necesitan y si lo encuentran algo rebajado mejor, pero otras personas, la gran mayoría, acuden a comprar lo que vean y otras, incluso, a descambiar algo regalado y re-comprarlo por un precio menor.
Esto básicamente se debe a la atribución que hacemos en nuestra sociedad del término gratis o rebaja, es decir, estos conceptos son considerados como positivos y, por tanto, obtener algo gratis o algo rebajado nos genera una sensación de bienestar y felicidad mayor, que comprar lo mismo sin esa rebaja. Por eso, vemos a mucha gente comprando cosas que, realmente, no les hace falta pero dicen “cómo no voy a comprarlo con la rebaja que tiene” o “por ese precio me lo tengo que llevar”. En estas dos últimas afirmaciones vemos como, por encima del artículo comprado, esta esa necesidad de sentir un bienestar o felicidad comprando algo a buen precio. Sentir “he comprado una ganga” aunque ese artículo se quede olvidado o en el fondo del armario o en una estantería.
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