Pues sí, esto es más común de lo que imaginamos. Me viene a la mente el tema ya que estos días me ha tocado ir a revisión dental, y me he dado cuenta de que el terror que le tenía a las visitas al dentista ha ido disminuyendo.

Mi teoría de esa mejora es la siguiente. Mi miedo procede de la infancia, ya que sufrí varias intervenciones que recuerdo muy desagradables siendo pequeña. Y de adulta, las visitas han sido siempre una odisea, aunque sea solo para una limpieza, solo el ruido de los aparatos y el olor de los químicos ya me producía cierta tensión en el cuerpo. La vez anterior a esta que he acudido, fui a que me extrajeran dos de las muelas del juicio. El hecho de arrancarme a la fuerza algo de la boca significaba para mi lo peor que me podían hacer en el dentista (y sé que hay cosas mucho más complicadas y procesos mucho más dolorosos y molestos). El caso es que ese día dudaba en si escaparme o aguantar toda la tortura, pero al final me quedé y todo fue tan rápido y sin dolor que creo que de aquella ocasión en adelante voy más relajada, es como haber superado lo peor.

¿Por qué surgen estos miedos?

Miedo al dolor. Es posible que anteriormente que se usaba menos anestesia o no se usaba, la gente sufría mucho, y eso a través de los años se ha quedado, hasta hace poco que ahora los procedimientos son menos dolorosos con las distintas técnicas de anestesia. También, como creo que me ha pasado a mí, las malas experiencias de la infancia son un factor para generar que en la edad adulta se tengan esos miedos. También está la sensación de pérdida de control, ya que estás en una situación que a veces es imposible hablar o expresarse.

¿Miedo o ansiedad?

Hay que diferenciar las dos cosas, ya que puede haber solo una de las dos o las dos a la vez.

La ansiedad es una preocupación ante lo desconocido. El paciente no sabe qué le harán o si le va a doler y está a la expectativa. Miedo o fobia es cuando nos sentimos en peligro y atacados, y puede llegar a convertirse incluso en algo patológico y nos puede llevar a no asistir nunca a las consultas.

¿Cómo se puede?

  • Primero pensemos en lo avanzada que está la tecnología, los anestésicos y métodos de sedación están a la orden del día, y los analgésicos para después también.
  • Comunicarles nuestras inquietudes al profesional antes que nada es muy alentador, porque ya sabemos que sabe lo que sentimos, y muchos de ellos ya están formados para atender a personas con problemas de miedo y ansiedad.
  • Pensemos en lo que nos vamos a hacer, si en realidad vale la pena todo el miedo que nos está generando.
  • Prepararnos mentalmente también es bueno, si notamos que se apoderan los nervios desde los días y momentos anteriores busquemos cómo relajarnos: un paseo, escuchar música, leer…

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