El otro día descubrí este término que, actualmente, está bastante de moda. No sé si le conocéis, pero me llamó mucho la atención porque la psicología es culpable de que tenga tanto éxito hoy en día.
En primer lugar, ¿qué significa? Hace referencia a la actual era de la información o, mejor dicho, de la desinformación en la que vivimos. Por un lado tendríamos un hecho fehaciente sobre algo que ha ocurrido, y por otro lado, la post-verdad o mentira emotiva que consiste en la opinión pública que realizan determinadas personas sobre ese hecho. Hasta aquí, todo normal, un hecho y una opinión sobre él, algo que puede decirse que ha ocurrido siempre, pero no es así. En nuestra sociedad actual, con tantísimas redes sociales, cualquier persona puede opinar sobre cualquier hecho, lo que da a lugar a una gran cantidad de post, videos, tweets, etc. con diversas opiniones sobre lo mismo.
¿Qué es lo que ocurre? Pues que las personas dan más veracidad a las opiniones que emiten otras personas, debido a su carga emotiva, que a los hechos fehacientes que han ocurrido. Dando lugar a que se cuestionen determinados acontecimientos históricos como, por ejemplo, el holocausto, porque determinas personas niegan con sus opiniones que ocurriera, aunque existan edificios, en pie, como testigos de esa la historia.
Así expuesto, seguro que a más de uno de vosotros, os parece que es increíble que esto pueda ocurrir: ¿cómo se van a negar hechos ocurridos? Pero esto sucede cada día en todos los medios de comunicación, en función de la cadena o del periódico, se encuentran diferentes noticias o la misma desde puntos de vistas distintos. Si nos pueden contar el mismo hecho de diferente forma, ¿porque vamos a creer que ese hecho ha ocurrido realmente?
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