Acaba de empezar la estación favorita de muchos: la primavera. Favorita, ¿Por qué? Pienso que se debe a que, por estas fechas, tradicionalmente en España dejaba de hacer frío, llovía algo menos y salía el sol, al principio tímidamente y calentando más y más al llegar mayo y junio.

¿Qué otras consecuencias trae la llegada de la primavera? Por una parte, cambios en la presión atmosférica, que afectan, como casi todo, a nuestro cuerpo, que necesita adaptación. También llega la polinización de las plantas y con ella alergias que afectan a muchas personas de ciudad, que hemos ido perdiendo el contacto con lo natural, poco expuestos a los alergenos y así lo pagamos. Esto nos produce problemas respiratorios y obstrucción de vías en la zona de la cabeza, nuestro cuerpo se rebela estornudando y lagrimeando. Los antishistamínicos nos alivian, pero bajan nuestro estado de ánimo.

Poco a poco hace sol y temperaturas agradables, algunos se animan a salir a los parques y al campo a pasar el día fuera de casa y del refugio de los centros comerciales o las zonas abrigadas que han sido cobijo general durante el invierno.

En las películas y literatura habitual, así como la tradición transmitida en nuestra cultura, al llegar el sol tenía que alegrarse la gente y salir a disfrutar y mostrar felicidad. Esta felicidad, casi obligada si nos damos cuenta, lo que provoca es el efecto contrario en algunas personas.

Estadísticamente, durante estos meses de abril y mayo es cuando más personas acuden al psicólogo a buscar ayuda para sus problemas. Charlando sobre las causas de este fenómeno con mi propio psicólogo Pablo, encontrábamos las siguientes posibles explicaciones:

  • Una posible explicación es que, algunas personas, ya tocadas desde la Navidad, obligadas durante los meses del invierno a una cierta reclusión en los interiores, días cortos y pocos luminosos, han ido gestando un estado anímico bajo, quizá sin energía para pedir ayuda. Al llegar la primavera, se animan a dar un primer paso, salir y buscar ayuda.
  • La explicación que más me convence es la siguiente. Hay algunas personas, más de las que creemos, que nos sentimos mal cuando los demás, la propia sociedad, nos «obliga» a sentir felicidad. Estas personas piensan en su fuero interna que «deberían» sentirse felices con el sol y buen tiempo y, al no conseguirlo, se desesperan y queda más patente su problema interno.

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