Esta es otra de las muchas inquietudes del verano. En esta época y, aunque en menor grado, en los demás períodos vacacionales, los niños suelen tener un comportamiento distinto al del resto del año. Suelen estar más irritables e intranquilos, y algunos incluso inapetentes ¿Por qué sucede?
- Modificación de los horarios. Casi siempre interviene una variación del horario: las vacaciones escolares, cambio de horario laboral de los padres que también hacen hacer ciertos ajustes en los horarios de los niños.
- Los cambios de rutina. Unas vacaciones casi siempre implica ir a otro lugar. Ya el niño se encuentra en un ambiente totalmente distinto y puede que le cueste adaptarse. A veces no consiguen dormir bien.
- El aumento de la temperatura. Ya a una persona adulta el calor le produce cierto malestar, que puede traducirse en estrés e irritabilidad, así que en un niño que no sabe qué está pasando exactamente, esta reacción puede ser aún más grande y difícil de manejar para ellos, su forma de expresarlo son las rabietas.
- Agotamiento. Los viajes largos, la exposición al sol, las actividades nuevas, todo ello produce más cansancio para un niño.
¿Qué podemos hacer para mejorarlo?
- Tratar de ser más flexibles con los cambios de humor, comprender al niño, hablarle y consolarlo, tener paciencia.
- Hacer planes tranquilos y disfrutarlos en familia (juegos, deportes, paseos…)
- Ajustar horarios a la nueva rutina, sin agobiarse con el reloj.
- Mantener la hidratación corporal y una alimentación adecuada (para conseguir mayor grado de bienestar)
- Mantener una buena temperatura corporal. Estar en lugares frescos, utilizar protección, entre otros.
Esperamos que estos consejos te ayuden a tener un buen verano con tu familia y a comprender ciertos comportamientos en nuestros hijos.
¡Feliz semana!