Llega septiembre y comienzan las separaciones de pareja, todos los años ocurre lo mismo, pero porqué. Las razones son muchas y diferentes, cada pareja es un mundo como cada una de las personas que la forman, pero a veces no es más que una dificultad a la hora de planificar y organizar la vida en pareja, y al pasar determinados días o incluso semanas juntos, estallan las discusiones y los reproches.
Estamos acostumbrados a vivir en un mundo donde la inmediatez prima, donde queremos algo y lo queremos ahora, no mañana y lo extrapolamos, obviamente, a nuestra pareja. Cuando estamos de vacaciones nos gustaría hacer mil cosas y muchas veces no las planeamos con la antelación suficiente, lo que da lugar a que no podamos hacerlo y a enfadarnos. Pero en vez de enfadarnos con nosotros mismos, nos enfadamos con nuestra pareja porque es más fácil echarle la culpa a otro que responsabilizarnos de nuestros actos, o en este caso no actos.
Por eso, es recomendable reunirse y hablar sobre que quiere hacer cada uno en sus vacaciones para poder llegar a un acuerdo a partir del cual organizar todo el abanico de actividades que se quisiera hacer. Lógicamente, para conseguir llegar a esta solución, hay que escuchar a la otra persona, ceder y poner cada uno de su parte. Es un proceso complicado, pues no estamos acostumbrado a ello, pero no es imposible.
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