Cuando un psicólogo monta un despacho o clínica privada, los pacientes llegan la mayoría por referencias, y las primeras referencias las dan amigos, familiares o conocidos.
No obstante, aunque el psicólogo tenga algún amigo con problemas no lo puede tratar. ¿Por qué? El sentido común nos dice que si son amigos o se conocen, hay más confianza y se puede trabajar más a gusto. No obstante, no siempre el sentido común acierta en psicología y este es uno de los casos.
Razones por las que tu amigo no puede ser tu psicólogo:
-Es verdad que hay confianza, y ese es uno de los factores negativos para la terapia, en vez de positivo. Al haber confianza NO tomamos al psicólogo/terapeuta como un rol de autoridad, sino como un amigo que nos está “echando un cable” y dando unos consejos.
-No es ético, y está establecido en el código deontológico del psicólogo, puesto que su papel es ambiguo y confuso.
-No se produce esa separación necesaria, habría que cambiar los roles, habría que cambiar dentro del despacho a relación profesional y eliminar la relación personal; lo cual por mucho que lo intentemos es muy complicado, no vamos a dejar de ver, u olvidar que es nuestro amigo o familiar.
-Se pierde la objetividad, y por tanto no se alcanza la mayor profesionalidad posible ni tampoco la mayor eficacia a la hora de resolver el problema.
-Problemas en la confidencialidad, lo que ocurre en terapia el psicólogo tiene obligación de guardar esa información como confidencial y es complicado cuando es tu amigo, te pregunta aspectos de la terapia fuera de sesión y por tanto es complicado que exista esa separación.
En conclusión, tratar a amigos, familiares o conocidos no es beneficioso para ninguna de las partes, no se solucionarían con eficacia los problemas de la persona que acude a consulta ni realizaría el psicólogo el exquisito trabajo que podría realizar si no fuera una persona conocida a quien tiene que tratar y ayudar.
En ese caso, la mejor opción sería la derivación y así no dañar la excelente relación personal y proveer a la persona la mejor de las ayudas posibles.
Gracias,
Jara
