¿Cuándo no ha pasado que llega una persona a consulta, porque tiene un problema o una dificultad, y te dice en la primera sesión…bueno entonces qué es lo que tengo, qué es lo que me pasa?
Este ejemplo muestra la necesidad de enseñar a los pacientes o clientes cómo es el proceso terapéutico, porque es verdad que la gente de a pie no sabe cómo funciona exactamente y por tanto sus expectativas se pueden acabar rompiendo y fallando.
Uno de los casos que me he encontrado muchas veces es el que mostraba anteriormente, vienen a sesión y quieren que después de 50 minutos de conversación, siendo la primera vez que les ves y les conoces, les digas qué es lo que les pasa.
Que pase esto es totalmente entendible, porque para ir a terapia a un psicólogo, que nos va a costar un dinero, esperamos hasta el momento en el que estamos ya completamente devastados. Como última opción muchas veces, o por lo menos cuando ya lo hemos intentado solucionar de varias formas, llevamos años con ello y no somos capaces de superarlo y necesitamos saber ya qué es lo que nos pasa.
No obstante, por otro lado, hay que entender que si vamos al psicólogo es porque queremos un profesional que nos diga su opinión como experto en la materia. Y, después de 50 minutos de sesión, si ya estamos recetando o diciendo lo que tiene una persona, lo único que estaríamos haciendo es dar consejos como los dan los amigos o los familiares, con muy buena intención pero que no son efectivos.
Por ello, lo primero es realizar una EVALUACIÓN. Para evaluar lo que le pasa a una persona, la vida completa de una persona, como comprenderéis en 50 minutos es imposible. De hecho, la primera sesión es un primer contacto, establecer una mínima relación para que la persona se pueda abrir, porque pensad que no vas a contar tus secretos más íntimos a los 30 segundos de conocer a un desconocido por muy experto que sea.
Por lo tanto, las primeras sesiones en terapia son de evaluación, y cuando evalúas no puedes intervenir porque sino, no puedes establecer una línea base con la que comparar al final de la terapia, o a mediados, y ver si el tratamiento ha sido efectivo o no.
Esto explica que en las primeras sesiones, muchas veces el psicólogo escucha la mayor parte del tiempo y toma notas para poder recoger toda la información relevante. Gracias a ello, posteriormente, puede aportar un análisis eficaz, realista y útil para poder ayudar con criterio a esa persona y ayudarle a solucionar todo aquello que le está impidiendo llevar su vida de manera saludable y feliz.
Gracias,
Jara Estrella Fernández