¿Alguna vez te ha venido a la mente estar en algún lugar que no has estado o haber vivido algo que en realidad no ha pasado? Yo sí, y de hecho es muy común. Estamos hablando de los falsos recuerdos.

Nuestro cerebro recibe mucha información de todos los sentidos, y graba sólo ideas generales para reconstruirlas posteriormente en forma de recuerdo. Durante esta reconstrucción, es posible que se incluyan cosas que a veces no son ciertas.

¿Por qué pueden cambiar nuestros recuerdos?

Cuando percibimos algo no lo hacemos de forma objetiva, nos dejamos llevar de nuestras experiencias y conseguimos distorsionar la realidad. Por eso podemos recordar algo que no sea totalmente real.

También es cierto que nuestros recuerdos evolucionan con el tiempo, y con las nuevas experiencias y las influencias externas podemos modificar posteriormente nuestros recuerdos originales. Aprovechando esta situación, se ha demostrado también que los recuerdos pueden implantarse intencionadamente. Nuestra memoria es muy vulnerable en este sentido.

En cambio otras veces no es un recuerdo distorsionado, puede ser algo totalmente nuevo que hayamos creado con información recibida por fotos, vídeos, lecturas… Nuestro cerebro tiene muchas capacidades, hasta la de fabricar recuerdos.

¿Si tengo recuerdos falsos estoy mal de la cabeza?

La verdad es que según estudios se trata de todo lo contrario, nuestra mente es saludable por ello.

Mientras podamos recordar sin distorsión quienes somos, dónde está nuestra casa, cuál es nuestra familia, a qué nos dedicamos, y otras informaciones básicas, no hay signo de que algo va mal con nuestra memoria.

No dudes en contactarnos para cualquier duda relacionada con este tema u otros en conectiapiscologia.es.

¡Hasta la próxima!