Este mes he estado colaborando como voluntario en una casa de acogida que gestionan unas religiosas en Madrid. Estas son algunas de las anécdotas y experiencias que he vivido.
La casa acoge a una veintena de personas que han estado viviendo en la calle, con todo perdido, sin hogar… y ahora buscan reinsertarse en la sociedad. Aquí aprenden a cuidarse, hacerse las comidas diarias, mantener la casa. Pero, sobre todo, aprenden a convivir. Después de varios meses o años solos en la calle, sin responsabilidades, deben volver a ajustarse a ciertas normas que son necesarias para convivir con otras personas.
Las necesidades de cada persona son distintas y yo, como voluntario, estaba disponible para ayudar en lo que surgiera. Por ejemplo, una persona no sabía leer ni escribir en castellano y me solicitó ayuda. Estuve buscando material para enseñarle, recordando las cartillas que utilizábamos de pequeños y que, sorprendentemente, se siguen vendiendo y utilizando.
Otro día acompañé al médico a uno de los inquilinos de la casa. Hubo que acudir muy lejos, a la otra punta de la ciudad y me dejó atónito su conocimiento de las calles de la ciudad. Aprovechamos para andar mucho, que es un ejercicio genial que él realiza a diario y hubo que coger dos autobuses. Durante el camino, estuvo contándome sus aventuras fascinantes de los últimos años. Después del médico, insistió en invitarme a un pincho de tortilla y he de decir que me supo a gloria en aquella compañía.
Con otras dos personas estoy aprovechando para hacer una pequeña tertulia, comentando las ideas de Mindfulness, que pueden ayudar al bienestar de las personas. Al final, les propongo una práctica para realizar durante la semana. El paseo diario con consciencia de los sentidos les gustó mucho. O la meditación de la respiración. O nadar con consciencia.
Son personas que han sobrevivido a sus historias personales difíciles. Y después, han sobrevivido a la calle, a dormir a la intemperie, robos, burlas y vejaciones de todos. Afortunadamente, en Madrid existe el SAMUR Social, que les hace seguimiento y les proporciona comida y un lugar donde asearse y obtener ciertos servicios. Si contemplan dar el siguiente paso, les ayudan a reinsertarse.
Estas personas también te cuentan sus historias de familias desestructuradas, parejas que les echan de casa, adicciones, alcoholismo. O situaciones económicas insostenibles, intentos de suicidio, etc. Yo, en su lugar, también estaría así. Les transmito comprensión y aceptación.
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