Si pudiera volver a elegir, elegiría Formación Profesional en lugar de una carrera universitaria. Y, como yo, muchísima gente.
A mi juicio, se ha sobrevalorado en exceso la formación universitaria. Es cierto que hay profesiones que sí exigen dicha formación. Por ejemplo, medicina o derecho. Si te vas a dedicar a la medicina, todos los años que dure tu formación son pocos, siempre orientados a tu profesión. O, para un ingeniero o arquitecto, quizá sí sea necesaria una formación tan larga y técnica en su campo.
Sin embargo, se echa de menos una orientación a los alumnos hacia la Formación Profesional, en los colegios e institutos. Una formación más corta y realmente orientada a una profesión, en contacto con la empresa, es una excelente solución a la situación actual de paro estructural que padecemos.
¿Qué nos ha ocurrido? La mayoría de los jóvenes en los últimos 30/40 años nos han orientado hacia una carrera universitaria y parece lógico que, después de 5 o 6 años dedicados a estudiar una materia, nos empeñemos en trabajar en algo relacionado con esta. Es muy difícil reciclarse hacia otra profesión cuando uno ha invertido tantos años de su vida en formarse hacia una profesión concreta.
El truco para adaptarse en el mercado laboral actual es, por un lado, la flexibilidad. Si fuéramos capaces de cambiar de campo con facilidad, abriendo nuestra mente a nueva formación y nuevas oportunidades, tendríamos menos paro.
Cuando uno es joven y está en el instituto, no tiene experiencia con las diferentes profesiones. A lo sumo, tiene a un padre o una madre idealizados, o conoce alguna profesión de algún familiar suyo. La Formación Profesional permite ensayar una profesión y practicarla casi desde el principio, con una formación muy práctica. Si uno se ha equivocado, puede cambiar a otro grado sin suponer una pérdida significativa de años.
Para el futuro, veo dos cosas muy importantes y necesarias:
- Una herramienta que ayude a orientar a los jóvenes hacia la profesión que mejor se les daría, dada su personalidad o carácter
- Un cambio de mentalidad en nuestros jóvenes, que les ayude a no seguir los caminos preestablecidos, les oriente a innovar y ser creativos. En un mundo tan cambiante como el actual sirve de poco seguir los modelos de los demás. Es muy importante fortalecer el carácter creativo de nuestros jóvenes pues sólo con nuevas soluciones y fomentando el I+D+I podemos ser competitivos y diferenciarnos de otros países
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