Con este concepto se aúnan toda una serie de ideas y prácticas que ponen a disposición del ser humano la ciencia psicológica para su desarrollo pleno en contraposición a la concepción tradicional de la psicología como terapia o cura de desordenes y enfermedades mentales.
El hecho de poner la ciencia al servicio del bienestar en sí mismo y no tanto de la prevención o curación de enfermedades no es más que un signo del progreso y madurez de la misma. Si nos fijamos en la medicina, sus avances y las nuevas técnicas cada vez más están orientadas al bienestar humano (dietas saludables, ejercicio físico, suplementos y complementos nutritivos). La psicología empieza a recorrer este mismo camino.
Y es que el ser humano no busca únicamente paliar sus males sino lograr un estado de bienestar duradero que le permita desarrollarse íntegramente como persona en la sociedad. En este sentido, la psicología tiene mucho que ofrecer y el camino empieza con la desmitificación de la figura del psicólogo. Hace no demasiados años, estar en tratamiento psicológico era sinónimo de padecer algún mal (e incluso ‘locura’), recientemente cada vez más personas consultan a un psicólogo de forma más o menos puntual sin que necesariamente padezcan graves problemas. Es más, y sin entrar en una valoración acerca de la profesionalidad con que se está abordando el tema, cada vez es más común la figura del ‘coach’ para personas que simplemente buscan hacer frente a determinadas situaciones laborales o personales con ayuda especializada (al menos supuestamente).
La idea como tal es muy válida, si bien no hay que olvidar que casi toda la base científica, de investigación y tratamientos que se ha desarrollado en esta disciplina han estado orientados a su objetivo original: la cura de los desórdenes o enfermedades mentales, luego no basta con un cambio de objetivo, hay que reformular las bases de la investigación, las técnicas y tratamientos para adecuarlas y así asegurar el rigor de las mismas y por tanto los resultados.
No olvidemos que todos los seres humanos somos ‘psicólogos intuitivos’, pues todos tenemos como referencia nuestra propia mente y hacemos predicciones e intuimos los pensamientos de los demás, pero una ciencia ha de estar fundada en mucho más que eso. En este sentido técnicas como el Mindfulness, milenarias han probado su eficacia a lo largo de muchos años y el consejo es ponerse en manos de especialistas para aplicarlas en toda su amplitud.
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