Uno de los principales problemas que destacan padres que han adoptado un niño extranjero, o en acogida temporal, y que no habían pensado generalmente antes de adoptar, es el racismo de la sociedad de acogida, en este caso la española.

Muchas veces los niños adoptados presentan diferencias de aspecto respecto a los padres de acogida, principalmente si vienen de África, India o China. En seguida, en uno o dos años, los niños adoptan las costumbres españolas, hablan generalmente español perfecto, aprenden la cultura, normas y valores de su familia adoptiva. Si no nos fijásemos en que no se parecen físicamente a sus padres de acogida, en todo lo demás, incluida su personalidad, sí tienen su aire de familia, gestos físicos incluidos, expresiones idiomáticas, etc. Incluso esas diferencias físicas respecto de sus padres, como es sabido desde la antropología, son mínimas. Salvo un color más o menos oscuro de la piel y algún otro detalle, en lo demás su genética es prácticamente indistinguible, como lo son también dos personas nacidas en España.

Los padres inicialmente piensan que estas diferencias son totalmente salvables, que la sociedad los acogerá sin problemas, porque suponen que el racismo es cosa de otros países y generalmente los españoles no nos declaramos racistas.

Sin embargo, con bastante frecuencia, suele costar esa adaptación.

Generalmente los problemas comienzan en el colegio. Los niños suelen atacar al niño adoptado con insultos sobre su color de piel, mostrando un racismo que no pueden haber sino heredado de sus padres o su entorno, escuchando en casa comentarios despectivos hacia inmigrantes de otros países. Estos insultos molestan sobremanera al niño que, o bien se defiende agresivamente, incrementando el odio de algunos compañeros, o bien lo paga en casa con sus padres adoptivos: “¿Por qué me habéis traído, sacado de mi entorno natural, de mi país de origen?”. Hay que tener en cuenta que el niño muchas veces no es consciente de lo mal que se encontraba hace unos años en su país y piensa que pudo ser mejor que esta inadaptación con sus compañeros de colegio.

Los padres deben estar muy atentos para detectar pronto estos insultos y denunciarlo al inicio, no esperar a que sea más grave, para que los profesores puedan atajar de raíz esos insultos que atacan directamente a la autoestima y son mucho más dolorosos y dañinos que los golpes.

Las niñas son más sibilinas generalmente y, al darse cuenta de las diferencias físicas del niño con sus padres, a veces atacan al niño señalando que es adoptado, que sus padres no le quieren lo suficiente. Para esto, es bueno ir preparando al niño contándole paulatinamente su origen y enseñándole que es igual de querido o más que un hijo biológico.

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