En consulta me encuentro con bastantes adolescentes que acuden acompañados de sus padres por padecer estrés y no saber gestionarlo. Obviamente, un nivel elevado de estrés nos termina generando a todos ansiedad pero, ¿por qué ahora hay más adolescentes sufriéndolo?

Como ya os he comentado anteriormente, en otros posts, para desarrollar un trastorno de ansiedad es necesario tanto el factor ambiental como el genético. Ante el mismo agente estrés no todas las personas reaccionan de la misma forma. Pero el aumento de población adolescente en consulta puede deberse a varios factores, el primero: que ahora se acude más a un psicólogo que antes y el segundo: a una sobreprotección paterna que no es infinita. ¿A qué me refiero con esto último? Todos sabemos que hoy en día proliferan los grupos de whatsapp de padres donde saben todo lo que ocurre en el colegio, todas las tareas, exámenes, proyectos, etc. que tienen sus hijos. La finalidad de estos grupos es ayudar a sus hijos pero, realmente, lo que consiguen es quitar responsabilidades a sus hijos, en edades tempranas. Si los niños no son capaces de llevar una agenda, organizarse el estudio, hacer los deberes por sí mismos, etc. cuando van a primaria o, incluso, a la ESO, tampoco lo son cuando están en bachillerato o en la universidad. Pero, ¿cuál es la diferencia? En primaria son acompañados por sus padres, todas las derrotas son de los dos (por no decir, que muchos trabajos son hechos exclusivamente por los progenitores), pero en bachillerato y la universidad los padres ya consideran que hay que dejar volar a sus hijos solos, pero sus hijos no son capaces, pues en su intento de ayudarles, les ha perjudicado.

A lo largo del desarrollo evolutivo y educativo los niños van adquiriendo ciertas habilidades para enfrentarse al mundo, de forma progresiva. Un desarrollo que si no realizan solos da lugar a que dichas habilidades no sean aprendidas. Y, de pronto, se encuentren en bachillerato sin la ayuda de sus padres, con una alta carga de trabajo, sin saber organizarse el estudio, etc. lo que les genera un aumento exponencial de su ansiedad, a la cual no saben hacer frente porque, antes, no se han encontrado solos en una situación similar. Además, consideran que son lo suficientemente mayores como para pedir ayuda a sus padres, lo que aumenta aún más la sintomatología.

Con todo ello, no rechazo toda ayuda por parte de los padres a sus hijos, sino que ésta debe ser en su justa medida. Ayuda puntual en alguna materia, con algún proyecto, etc. Pero no que sea la norma.

 

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