¿Has visto jugar a tu hijo o al niño de una amiga tuya en el parque? Intentan una y otra vez subir a un columpio, sin importarle las veces que se ha caído. O, cuando aprenden a andar, la de veces que caen al suelo y, sin embargo, se levantan y lo vuelven a intentar. Ahora, mírate a ti mismo. ¿Eres igual de indulgente contigo? ¿Te perdonas cada vez que fallas, o te echas la culpa de todo? ¿Acaso a tu hijo le dices cuando se cae: “Hay que ver qué mal andas, a ver si dejas de caerte, no lo vuelvas a intentar que es peligroso”?
Hay veces que los objetivos que queremos alcanzar son imposibles o bien no merecen el esfuerzo que costarían. Sin embargo, muchas veces los límites nos los ponemos nosotros mismos. No intentamos ciertas cosas por vergüenza o por orgullo, quizá por miedo…
Piensa en esta situación: Un amigo tuyo ha perdido la llave de su casa y no puede entrar. Te pide ayuda y le das ánimos: “Tranquilo, esto le puede pasar a cualquiera” y le ayudas a buscar una solución: Llamar a un cerrajero o incluso quedarse en tu casa hasta que se resuelva. Sin embargo, cuando te ocurre a ti algo parecido, todo son reproches hacia ti mismo: “Soy tonto, en qué estaría pensando…”. ¡Date una oportunidad! Sé, al menos, igual de indulgente contigo mismo que lo eres con tus amigos. Al fin y al cabo, tú puedes ser tu mejor amigo, el más cercano, aquel que siempre está contigo y nunca te va a abandonar.
Cuando fallamos en algo, la culpa nos conduce a la tristeza y esta a la inacción. Esta conducta nos hace un flaco favor. El cuerpo, con esta estrategia, pretende que estemos quietos y nos lamamos las heridas. Obviamente, si no hacemos nada, no podemos fallar. Esa actitud nos protege temporalmente, pero no nos ayuda. ¡Date una oportunidad!
Así enunciaba el cibernético von Foerster su imperativo ético: “Actúa siempre de forma que aumentes tus posibilidades de elección”. Una mente flexible nos ayuda a aumentar las posibilidades de elección. Mientras que una mente rígida y categórica, creerá estar en la verdad pero nos limita nuestra capacidad de actuación e interpretación. Libera tu mente, hazte flexible y herético contra sus rígidos puntos de vista. Hereje es aquel que “elige”, frente a un dogma inamovible.
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