La motivación es el impulso que guía nuestras conductas y actuaciones en todos los aspectos de nuestras vidas. Podemos actuar movidos por muchas razones: normas, obligaciones, sentimientos de reciprocidad o deuda,.. etc. pero lo que realmente nos hace perseverar y conseguir nuestras metas por muy inalcanzables que parezcan es la motivación.

Pero realmente ¿qué es lo que hace que el ser humano logre motivarse con algún objetivo? ¿Cuáles son las diferencias entre una conducta motivada realmente y una que no lo está? Por supuesto, es algo que depende de cada individuo y situación específica pero hay determinados aspectos que podemos describirlos como generales:

  • En primer lugar, para que alguien actúe bajo motivación es indispensable que la conducta no sea impuesta por un tercero. Por mucho que deseemos alcanzar un objetivo el mero hecho que haya sido impuesto (incluso algunas veces simplemente sugerido) por otra persona hace que nuestra motivación disminuya. Necesitamos sentirnos dueños de nuestras propias conductas para realmente estar motivados a realizarlas.
  • En segundo lugar, debemos sentirnos capaces de lograr el objetivo, y no me refiero a que realmente lo sea o no, sino que sintamos que podemos lograrlo. Es decir, un primer paso es auto convencernos que podemos lograrlo pues no tendría lógica ni sería adaptativo el invertir grandes esfuerzos en logros que, de antemano, no nos vemos capaces de realizar.
  • En tercer lugar, y aunque parezca paradójico, el objetivo a alcanzar ha de depender de nuestra propia actuación y, cuanto menos ‘material’ y ‘previsible’ sea, mayor será la motivación para conseguirlo. Cuando alguien nos insta a realizar una conducta en la que el ‘premio’ está previamente establecido, no nos sentimos tan dueños de la misma y de alguna forma percibimos cierta ‘manipulación’. Tenemos ejemplos múltiples en nuestra sociedad en los que las grandes hazañas de los seres humanos no suelen ir guiadas por una recompensa económica previamente fijada, un ascenso laboral previamente ofrecido o cualquier otro tipo de compensación preestablecida.

Tengamos en cuenta estos tres principios básicos cuando intentemos motivar a las personas que nos rodean o nos preguntemos el porqué de nuestra motivación.

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