Al ser humano, se le considera un animal más avanzado que el resto por su capacidad de raciocinio y la complejidad de sus pensamientos.
No obstante, en ocasiones los pensamientos que nos decimos a nosotros mismos más que ayudarnos, son como piedras que nos podemos en nuestro propio camino. Son ideas que hemos automatizado y nos dejamos llevar por ellas la mayoría de las veces sin darnos cuenta. Los denominamos ideas, pensamientos o creencias irracionales puesto que nos crean malestar y son desfavorables para nuestra adaptación al medio y la convivencia.
Por ello, cuanto más nos demos cuenta de su existencia e intentemos cambiarlas, más seremos capaces de reducir el malestar que nos acarrean y automatizar otras ideas que sean más beneficiosas para nuestra vida diaria.
Creencias irracionales:
1-DEBO SER CAPAZ DE HACER TODO LO QUE QUIERO Y DE HACERLO BIEN.
Este tipo de ideas no nos puede llevar más que a la frustración puesto que no somos perfectos, ni somos superhéroes ni esa excesiva exigencia nos ayuda sino que nos entorpece. Está bien exigirte y tener motivación por mejorar, pero dentro de unos límites razonables y teniendo en cuenta que el día tiene un tiempo limitado y no podemos hacer todo lo que nos gustaría, que nuestras capacidades tienen un límite y que no podemos hacer todo perfecto. Nos equivocaremos muchas veces, y de hecho de esas ocasiones es de las que más aprendemos.
2-Los DEBERÍA son una trampa del lenguaje y el pensamiento asociado. Por ejemplo, cuando pensamos que DEBEMOS SER TRATADOS por todo el mundo DE FORMA POSITIVA o EL MUNDO DEBE SER JUSTO Y EQUITATIVO.
Cuando utilizamos la palabra debería, estamos incurriendo en una trampa que solo nos va a llevar a frustración. Ni el mundo es justo, ni todo el mundo nos va a tratar siempre bien. Esas ideas no hacen más que llevarnos a una decepción tras otra puesto que todos cometemos errores, no hay personas perfectas ni un mundo perfecto.
En conclusión, es importante ser conscientes de que la mayoría de nosotros tenemos este tipo de ideas irracionales, para poder reconocerlas y actuar en consecuencia; no dejarnos llevar por aquellas imposibles que sólo nos crean malestar sino por las realmente racionales, aquellas que nos demuestran que tenemos unos límites, que a veces nos equivocaremos o nos harán daño, pero que son las que nos permitirán crecer y desarrollarnos con bienestar y éxito.
Jara Estrella Fernández