¿Quién no desearía poder echarse aunque sea una cabezadita después de comer y por falta de tiempo no puede? En este aspecto los niños lo tienen más fácil, pero a edades entre los 2 y 3 años viene una etapa de rebeldía y se niegan a muchas cosas. Digo hasta los 3 años que es cuando su rutina se puede ver cambiada en horarios por la incorporación al cole.
Es aconsejable que los niños pequeños tengan sus horas de descanso para recuperar energías, y así evitar niños más estresados, menos alegres y con algún otro problema emocional e intelectual.
Pero por más que veamos que después de comer están irritables y muy cansados y negados a todo (principalmente a dormir), la mejor forma de hacer que descansen no es obligarles a dormir, ya que pueden ponerse más nerviosos e incluso tomarlo como un castigo.
Una buena idea es intentar relajarle. Suena un poco inalcanzable dado a que es posible que el caos esté instaurado en ese momento, pero es armarse de paciencia y empezar por calmarnos nosotros los padres.
¿Cómo podemos relajarles?
Recostándonos a su lado, leerle un cuento, jugar a algo tranquilo o hacer algún ejercicio de Mindfulness (escuchar con atención alguna música por ejemplo). Medir el tiempo para que no se haga eterno y pueda tener tiempo de dormir.
¿Qué debemos evitar?
- Acunarle demasiado o dormirle en brazos.
- Privarles de toda la luz y el ruido (así tendrán clara la diferencia entre el día y la noche).
¿Y si al final no conseguimos que se duerma?
Hay que probar varias técnicas ya que a veces a la primera no se consigue y los padres terminamos agobiándonos más. No perdamos la paciencia delante de ellos, lo verán como un juego en el que han ganado ellos.
Si se niega rotundamente a dormir, intenta por lo menos que esté calmado, si está jugando que sea a algo muy tranquilo y que esté callado. Así por lo menos descansan algo. En la próxima ocasión lo volvemos a intentar.
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