Llamamos estrés a la respuesta de nuestro organismo ante una demanda nueva del medio. Teniendo en cuenta que el medio que nos rodea está constantemente cambiando y que requiere que nos adaptemos al mismo, la respuesta es clara: no podemos evitar el estrés.
Sin embargo, lo que coloquialmente llamamos estrés no es la respuesta natural de nuestro organismo que mencionábamos antes, sino la situación sostenida de demanda que excede nuestra capacidad de respuesta y nos provoca por tanto malestar físico y psíquico.
Sobre el medio rara vez podemos actuar: un cambio de trabajo, una mudanza, una pérdida personal, una relación que termina, etc., y es obvio que estas situaciones generan en nosotros una sensación de desasosiego como mínimo incómoda y difícil de llevar.
Lo que si podemos hacer es aceptar y racionalizar estas sensaciones para evitar que se conviertan en patológicas.
Quizás lo primero sea aceptar y entender que es normal que nos sintamos así ante determinados hechos, que es un proceso adaptativo y que nuestro organismo y nuestra mente ha de tomarse un tiempo para volver al equilibrio.
Muy vinculado a lo anterior está el hecho de no intentar evitar, rechazar o huir de este sentimiento. Y por supuesto no auto culparnos por sentirnos así. Cuanto antes entendamos y analicemos porqué nos sentimos de esta forma, antes aprenderemos a convivir con ello y a superarlo.
Una vez aceptada y entendida la razón de nuestro estrés podemos poner en marcha ciertas conductas que nos pueden ayudar a sobrellevarlo, pero nunca lo podremos evitar, siempre hay que tenerlo en cuenta. Estás conductas son muy conocidas por todos, pero algunos aspectos pueden ayudarnos a seleccionarlas en cada situación:
- Hay que tener en cuenta que una de las formas más efectivas de combatir el estrés que se localiza en una parte de nuestro organismo es, por ejemplo, estresar otra parte distinta. Es incluso más eficiente que descansar. Esa es la base de la recomendación del ejercicio físico por ejemplo cuando nuestra mente está saturada.
- También hay que tener en cuenta que nuestra mente está limitada en cuanto a capacidad de atención, es decir, si focalizamos la atención en una tarea difícilmente podemos pensar en otra distinta. Esta es la base de la llamada terapia ocupacional, que nos permite mantenernos activos y dedicados a una tarea e impide que pensemos obsesivamente en aquello que nos estresa.
- En cuanto al marco temporal, las situaciones que más nos estresan son los recuerdos pasados y la anticipación de posibles problemas futuros. Por tanto vivir el presente reduce sensiblemente las situaciones estresantes.
- Y por último, debemos aprender a ser amables con nosotros mismos, a aceptar que no somos perfectos, que podemos cometer fallos y que toda situación es transitoria y vista con perspectiva pierde su intensidad.
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