Es una situación muy habitual. Has hecho la compra en un supermercado, llegas a la caja y… hay diferentes colas. ¿Cuál elijo? ¿Tengo que esperar sólo para pagar? Suele ser muy habitual y frustrante, que nos hagan esperar a la hora de pagar. Yo personalmente reconozco que me pongo muy nervioso en esas situaciones.

Voy a intentar analizar qué es lo que contribuye a mi nerviosismo en estas ocasiones y por qué no sucede en otras circunstancias aparentemente más ansiógenas. ¿Qué pasa por mi mente en esas ocasiones? Generalmente es algo como lo siguiente:

  • Piensas en las próximas cosas que tienes que hacer, después de haber hecho la compra que necesitabas. Ya has hecho lo más difícil que es seleccionar, sin olvidarte de nada, todo aquello que necesitabas. Ahora falta un trámite, doloroso y para ti innecesario: Pagar. Y, encima de que es molesto e inútil, tienes que esperar para hacerlo.
  • Según esperas, ves a otras personas y te comparas (como es habitual): Otras personas han elegido otras colas y parecen avanzar más, pero… ¿Se lo merecen? Tú has llegado antes, es injusto…
  • Observas que otras personas no tienen la misma prisa que tú y actúan con calma. La cajera, que va a pasar el día allí de igual manera, estés tú o no, gestiona parsimoniosamente a los anteriores clientes, incluso realiza algún trámite inesperado como esperar provisión de cambio de efectivo, aguardar a que venga el responsable de sección para alguna consulta o devolución… Y tú mientras esperando, tus actividades previstas para después resintiéndose por estos imprevistos e incontrolables sucesos.

Este es uno de los factores que nos provocan ansiedad, el carácter imprevisto e incontrolable de las cosas. Nos gusta tener el control de las situaciones, al menos prever lo que puede suceder, para poder contar con ello y anticipar remedios a sus consecuencias.

Otro de los factores es la falta de entendimiento y comprensión de la situación. No conocer el motivo de la espera, obligada para conseguir ese objetivo que ya vislumbrábamos como alcanzable, nos produce mucha ansiedad. En nuestra mente ya dábamos por alcanzado el objetivo, ya habíamos hecho lo que estaba en nuestra mano para conseguirlo y ahora, por motivos que no comprendemos, se demora su obtención.

Algo parecido nos ocurre con los atascos de tráfico, cuando son inesperados. Ya nos veíamos llegando a esa cita o tranquilamente descansando en casa y … un atasco imprevisto nos ocurre, nos sentimos frustrados e impotentes. No conocemos qué ha pasado ni tampoco, por tanto, qué podemos hacer para solucionarlo y eso no lo tolera nuestro cerebro, que siempre está maquinando, buscando soluciones y alternativas.

Hay veces que las situaciones no requieren solución por nuestra parte. Sólo aceptación y esperar pacientemente.

Puedes contactar con nosotros en www-conectia-psicologia.es o llamando al 674 241513. Estamos en Calle Puerto Rico, 8A, zona Hispanoamérica / zona Costa Rica, 28016 Madrid. Te ayudaremos con temas relacionados con este artículo o con otros problemas que quieras resolver.