En consulta nos encontramos de forma bastante frecuente con este miedo, sobre todo, quizás más incluso, en personas que acuden con problemas de ansiedad. Ya que los síntomas de la ansiedad muchas veces se pueden confundir con estar sufriendo un ataque al corazón.
Como siempre hay diferentes miedos y estos asociados a diferentes tipos de muerte: nos encontramos con quien teme al simple hecho de morir y otros a padecer determinadas enfermedades y terminar muriendo por ellas.
El otro día me pasó una anécdota curiosa en consulta. Acudió una paciente que tiene un miedo terrible a morirse por un infarto, realmente, es miedo a que le dé “algo fulminante” y no pueda despedirse, decir te quiero, etc. por una vez más. Y me comentaba que le habían visto un bulto en el pecho y tenían que quitárselo para analizarlo, la forma en que me lo contó me sorprendió, pues estaba tranquila y cómoda, ningún atisbo de ansiedad. No le generaba ningún terror ni la operación ni el posible resultado. Lógicamente, valore muy positivo ese afrontamiento ante esa situación, que para el común de los mortales generaría cierta incertidumbre y temerosidad. Indagando un poquito más en ella me comentó que no era la primera vez que se enfrentaba a una situación así, con 16 años pasó por lo mismo y como no ocurrió nada, está segura de que no va pasar nada, tampoco, ésta vez.
Esta capacidad de afrontamiento choca con la ansiedad y angustia que le provoca el simplemente oír que alguien ha fallecido por un infarto. Ella sabe que sus sensaciones corporales son consecuencia de la ansiedad y las veces que ha sufrido un ataque de ansiedad y ha ido a urgencias, no tenía absolutamente nada en el corazón. Pero aun así sigue temiendo esa posible muerte, en cambio, lo que vivió con 16 años al tener, también, un resultado positivo, no era maligno, si lo extrapola a su situación actual. Por lo tanto, muchas veces tenemos miedo a algo aun cuando sabemos que dicha situación o sensaciones no nos van a producir nada. Pero nuestro cerebro es libre de activar las conexiones neuronales que quiere en cada momento y es en este momento, dónde tenemos que enseñar a nuestro cerebro a no hacerlo.
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