A penas a uno pocos días de finalizar el año, nos encontramos con la gran pregunta: ¿Cómo ha sido este año? ¿He hecho todo lo que quería y debía hacer? ¿He cumplido mis propósitos? ¿Ha sido un año malo o bueno? Es cuando comenzamos a pasar balance de todo, tanto positivo como negativo.
¿Es beneficioso pensar en lo que ya ha pasado?
Lo es tanto como planificar los tiempos futuros. Nos sirve de guía para construir nuevas metas y para hacer cambios que puedan mejorar nuestra forma de proceder. Analizar de qué somos capaces, el tiempo del que disponemos, ¿Llegamos a todo? ¿Por qué?
Este análisis o balance es necesario dedicarle su espacio y tiempo. Es conveniente buscar un lugar tranquilo y un momento tranquilo que nos permita pensar.
Si el resultado es negativo, vemos que muchas cosas han salido mal, o nos ha ocurrido algún hecho traumático, o hemos pasado una mala temporada, no es cuestión de preocuparse, ni de torturarse, ni culparse, es la hora de buscar el aprendizaje en esos puntos más débiles, hacer pequeños cambios para mejor de cara al futuro. Nunca castigarnos.
Una vez hecho el balance del año anterior nos disponemos a mirar hacia el que viene:
Crea objetivos necesarios y realistas. Mucho no es sinónimo de mejor. Si nos hacemos una lista infinita de cosas por hacer puede que hasta nos agobiemos de tanto trabajo por hacer. En cuanto a lo ser realistas, cada uno tiene que mirar sus propias capacidades y tiempo, y con ello valorar hasta qué punto podemos cumplir ciertas cosas y qué tan motivadoras serán para nosotros. Querer hacer las cosas porque vemos que en otros funciona lo que único que puede llegar a hacernos es perjudicarnos.
Es bueno plantearnos objetivos concretos. No es lo mismo: “El año que viene quiero viajar” que “El próximo verano quiero ir al Caribe con mi mejor amigo”.
Organicemos nuestro día a día. Aunque nuestras metas es posibles que las fijemos para una época determinada del año, no está demás, de hecho tiene su importancia, crearnos horarios y pequeños objetivos mensuales, semanales, o incluso diarios.
Aprovechemos las fechas. El cambio de año por lo general nos motiva a proponernos nuevos retos.
Si ves que en lugar de motivarte el cambio de año, te deprime tanto que lo ves como un problema y te agobia solo pensarlo y piensas que no es posible mejorar, tal vez necesitas algún tipo de ayuda profesional.
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