Aunque forma parte del proceso evolutivo de todos los seres vivos, incluidos los seres humanos, envejecer no es sólo una cuestión física, sino que tiene un componente mental de adaptación muy importante.

Por un lado, tenemos que empezar a admitir las limitaciones físicas y en muchos casos de salud que conlleva el proceso. Aunque diariamente observamos a las personas mayores y conocemos perfectamente estas limitaciones, nadie nos prepara para verlas, admitirlas y vivirlas en nosotros mismos. No tenemos más que observar conductas realmente significativas que nos demuestran que este proceso no es sencillo: abuso de operaciones estéticas que intentan ocultar los cambios físicos, negación a admitir la edad que uno tiene, empeño en seguir con el mismo ritmo de vida a pesar de las claras limitaciones, …

Por otro lado, nuestra perspectiva de la vida cambia radicalmente: cuando somos jóvenes la sensación de tener toda la vida por delante nos hace actuar despreocupados por el paso del tiempo. Cuando vamos cumpliendo años, llega un momento en que realmente nos damos cuenta de que la vida no es eterna y que nuestro tiempo es limitado y esto tiene un efecto radical en todas las facetas de nuestra vida: nos planteamos si queremos seguir desempeñando la misma profesión, si queremos seguir conviviendo con la misma persona, lo que hubiésemos querido hacer y no hemos hecho, lo que realmente es importante para nosotros y lo que es accesorio, …

Y finalmente y como consecuencia de las dos anteriores, hacemos balance de nuestra vida o al menos comenzamos a hacerlo. De la conclusión a la que lleguemos con este balance dependerá nuestra preparación para continuar el proceso de envejecimiento de forma plena y feliz o, todo lo contrario. Este balance es totalmente personal y no hay reglas generales de actuación, pero sí algunas ideas que nos pueden ayudar:

  • Cualquier tiempo pasado NO fue mejor, es sólo una cuestión de percepción y adaptación que hace más saliente los aspectos positivos.
  • NO hay limitaciones físicas más allá de las que nos autoimpongamos nosotros mismos. Lo que puede parecer una limitación, requiere simplemente una adaptación.
  • Las decisiones tomadas en el pasado sean las que sean, nos han convertido en la persona que somos en estos momentos, luego NO hay malas decisiones.
  • SIEMPRE hay tiempo para actuar de forma diferente, para tomar decisiones distintas y para, en definitiva, elegir y decidir sobre nuestra propia vida.

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