Al tener como pacientes en consulta a menores de edad, debo informar a sus padres de los avances de la terapia, además de coordinarnos para que el trabajo en casa con los menores, también, sea óptimo y encaminado en la misma dirección. Cuando comento con los padres los avances me encuentro afirmaciones muy curiosas por parte de ellos, que se pueden resumir en las dos siguientes:
La primera es, que es normal que su hijo tenga ansiedad y esté estresado en la época de exámenes del colegio. ¿Qué es normal? Es cierto que todos hemos tenido cierto agobio o temor ante determinadas asignaturas que no se nos daban demasiado bien en el colegio, pero tener ansiedad y estrés con 14 años, por unos exámenes, que se producen cada 3 meses, no es normal. Hay que enseñar a ese menor a controlar esa ansiedad, básicamente por una cuestión de salud, tanto física como mental. Si a estas edades sufren ansiedad por unos simples exámenes, a medida que crezcan se encontrarán con situaciones realmente complejas. Por lo que sin saber que es la ansiedad, sin saber reducirla, puede desencadenar en un grave trastorno psicológico.
La segunda está relacionado con los hábitos alimentarios, principalmente en menores mujeres, cuyos padres consideran que tienen un problema de alimentación: “por culpa de la sociedad”, “por la tontería ésta de ser delgada”, por tropecientas excusas que los padres dan en 5 minutos. Pero el problema, en la mayoría de los casos, está en su propia casa. Si las menores no ven en su casa comer sano, ¿por qué van a comer ellas sano?, si sus madres hacen dieta cuando no hay una necesidad médica de fondo, ¿por qué ellas no van a restringirse ciertos alimentos? Es una contradicción entre que lo que le dicen sus padres y los que estos hacen.
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