Está comprobado que la mayoría de las personas que se suicidan han padecido maltrato psicológico en su vida, en concreto en el último año de su vida.

Al suicidio se llega por varias razones, pero generalmente son una baja autoestima y una indefensión / desesperanza ante el futuro, lo que narran los pacientes que lo han intentado.

El maltrato psicológico (acoso, si es reiterado) produce en la víctima esos efectos: rebaja su autoestima y le provoca indefensión y desesperanza.

Es mucho más peligroso el maltrato psicológico que el físico. Para la violencia física sí nos ha preparado la evolución: si no nos mata el golpe, nos hace reaccionar y nos dispone a la lucha o a la huida. Podríamos decir que la violencia física es más “noble”, en el sentido de que es menos premeditada, más instintiva y animal, en el mejor sentido de la palabra animal.

El acoso psicológico, como maltrato repetido, nos avisa de varias cosas: Para que se repita con continuidad esta violencia, implica que la víctima no puede o no sabe escapar de la misma. Y en ello radica la peligrosidad de este maltrato psicológico.

El acosador psicológico es un perverso, lo que quiere es alimentar su ego (vacío), con el sufrimiento, el dominio sobre sus víctimas. Estas víctimas son sometidas, en muchas ocasiones se convierten en dependientes de ese perverso maltratador, que las ha embaucado con su palabra.

La violencia psicológica, mediante insultos, vejaciones, desprecios y silencios, va empequeñeciendo a la víctima, perdura en la mente del que la sufre y le va cosificando, su autoestima se tambalea. Cuando esa violencia es continuada, y el perverso sabe cómo conseguir que su víctima no se vaya, la atrapa en su “tela de araña” y la inmoviliza, entonces el que lo sufre no sabe cómo salir, va entrando en el papel de indefensión e inmovilización, lo que le conduce a la depresión y, en los casos más graves, al suicidio.

Si te ves identificado o conoces a alguien que está sufriendo este maltrato, ya sabes cómo cuesta a la víctima salir. “Da el paso y acude a tu psicólogo de confianza”. Tu psicólogo te ayudará a ser capaz de nombrar tu problema: violencia peligrosa, como primer paso para salir adelante.

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