Según la teoría del apego, con bastantes evidencias hoy en día, el estilo de apego, de relación con figuras significativas a lo largo de nuestra vida, se genera durante los 3 primeros años de vida del bebé, en base a su trato con la figura de apego principal, generalmente la madre, el padre o un familiar que le cuida.

Si las necesidades del bebé son generalmente satisfechas ante sus demandas (al inicio, sus lloros), el apego será seguro. Si no, se desarrolla un apego inseguro, que puede ser del tipo evitativo (si por lo general sus demandas no eran atendidas) o desorganizado (si las demandas del niño se atendían al azar, sin una pauta, unas veces sí y otras no).

Pues bien, cuando unos padres se deciden a adoptar un bebé, han de tener esto en cuenta: es muy probable que ya venga con el estilo de apego formado, si su edad es superior a 3 años. Lógicamente lo ideal es adoptar a un niño lo más pequeño posible, así su educación se produce casi íntegramente de la mano de sus padres adoptivos.

Desde luego, los motivos de los padres biológicos para dar a su hijo en adopción son muy variados: fallecimiento o salud frágil, problemas con la justicia o maltrato, falta de medios o incapacidad para atender las necesidades del pequeño, etc. Pero en la mayor parte de los casos, los padres biológicos no pudieron satisfacer las necesidades del niño suficientemente en los 3 primeros años, por lo que es muy probable que este llegue a sus padres adoptivos con un apego inseguro.

Por una parte, saber que si el niño llega con una edad inferior a 3 años, todavía puede conformar su estilo de apego según el trato de sus nuevos padres adoptivos: Por tanto, es crucial en los primeros años de adopción prestar al niño una atención continuada y consistente a sus necesidades. Cada vez que nos haga gestos (el equivalente al llanto del bebé) estaremos pendientes para identificar qué necesita, tanto material como, mucho más importante, emocionalmente: acompañar al niño en su expresión emocional, permitiéndole sentir las emociones, validando las mismas, entendiendo que en esa etapa vital le corresponde sentirlas y que poco a poco aprenderá a identificar sus emociones y encauzarlas de forma adaptativa, más adelante.

Si el niño adoptivo llega a sus padres con una edad mayor a 3 años, es bueno conocer su estilo de apego, una vez se adapte a sus nuevos padres. Esto puede evaluarlo tu psicólogo de confianza. Si su apego es inseguro puede restaurarse, pero necesitarás consejo para ello, ya que los niños no vienen con un libro de instrucciones.

Necesitará una figura de apego que modifique el estilo de apego que el niño tiene instalado. Fundamentalmente la regla principal: que le acepte incondicionalmente y le atienda de forma consistente.

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